Un gran éxito
Sharon comete un 'asesinato selectivo' (el neologismo es de él, o de sus gramáticos) y se lleva por delante un montón de niños y mujeres de Gaza; y hasta de hombres, que importan menos. Una matanza, se dice: antes se decía 'una masacre': 'matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida'. Hay otra palabra, tomada del ruso: pogromo: 'matanza y robo de gente indefensa por una multitud enfurecida; en especial, asalto a los judíos con matanza de habitantes suyos'. Está en desuso porque felizmente nadie se atrevió a tocar a los judíos después de la matanza que hicieron los alemanes. Los que estudiaron en tiempos de Franco aprendieron que eran enemigos de la cristiandad, de la unidad de España y que mataban niños; los que habíamos estudiado antes sabíamos la verdad, y la de la Inquisición, que ahora se está disfrazando otra vez. Y no éramos capaces de creer que los judíos fueran un día capaces de cometer asesinatos selectivos y de paso colectivos; y de saquear un pueblo empobrecido por ellos mismos.
Me dirán que mezclo religión con Estado, y me podían haber dicho antes lo mismo por los Reyes Católicos o por Hitler y sus visiones wagnerianas del Walhalla y la raza aria. Porque también se mezcla la raza: el pueblo elegido. 'Gott mit uns', decían las hebillas de los cinturones de los soldados alemanes de aquellas masacres, y los de Estados Unidos dicen, tan frescos, 'God's own country'. Estos que matan ahora son 'el pueblo elegido'; y tan elegidas son sus víctimas que a veces una de ellas salta y se prende fuego con un cinturón de explosivos y causa una masacre de judíos inocentes. Bueno, los bonzos asiáticos se prendían fuego para mostrar al mundo una injusticia, pero al menos lo hacían ellos solos y aislados. En todo caso, la brutalidad religiosa y su manera de estupidizar al hombre es la misma, venga de Alá o de Zoroastro, de Buda o de Melmoth. O como cada uno los llame. Aquí el problema auténtico es monseñor Rouco, que no quiere ser progresista. La religión es el Estado, o viceversa. La religión islámica es la que, según se cree oficialmente, organizó la masacre de Nueva York; el puritanismo y el racismo de Bush, el que hizo la matanza de Afganistán.
Pero esto de ahora es distinto. Un misil especial, unos aviones F-16, todo recién llegado de Estados Unidos, destruye las casas de adobe de un pueblo hambriento y sin más armas que el suicida asesino. Es la ley del Antiguo Testamento.
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