Protesta en Filipinas contra las tropas de EE UU

Miles de filipinos lanzaron ayer piedras contra las fuerzas policiales que protegían la entrada del Congreso donde la presidenta Gloria Macapagal ofrecía el discurso del estado de la nación. Los manifestantes, entre 5.000 y 15.000 según las fuentes, que exigían la dimisión de Macapagal por su política pronorteamericana, rompieron las barreras y la policía tuvo que utilizar cañones de agua y bastones para dispersarlos. Al menos 16 personas resultaron heridas, dos de ellas periodistas, y 11 fueron detenidas.

Dentro del edificio, la presidenta aseguraba a los diputados que mantendría una guerra sin cuartel contra el terrorismo y prometía un Gobierno fuerte con el que hacer frente a la delincuencia. Macapagal anunció la detención de los extremistas islámicos sospechosos de haber colocado en abril pasado una bomba en un centro comercial de la sureña ciudad de General Santos, que causó 15 muertos.

Cerca de 1.000 soldados norteamericanos, desplegados en la región sureña de Mindanao, entrenan y apoyan al Gobierno de Manila en su lucha contra la guerrilla independentista islámica de Abu Sayaf. Aunque existe un compromiso para que las tropas de EE UU abandonen Filipinas el 31 de este mes, Macapagal impulsa las negociaciones actuales con Washington para realizar nuevas operaciones conjuntas contra la guerrilla en los próximos meses. Esta posición ha provocado la dimisión del ministro de Exteriores Teofisto Guingona, que mantenía divergencias con la presidenta por la política de ésta de permitir la presencia de militares norteamericanos en territorio filipino, un despliegue al que se opone una buena parte del país.

'Estamos en guerra con los terroristas, secuestradores y sindicatos de las drogas, y estamos determinados a ganar victorias decisivas en todos los frentes', declaró ayer la presidenta. 'Estoy decidida a construir una república, para lo que acabaré con el terrorismo y la criminalidad', añadió Macapagal para advertir a los filipinos de que se tomarán de ahora en adelante decisiones más duras y costosas con el fin de solucionar definitivamente los problemas.