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Crítica:GREC 2002 | FLAMENCO Y JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chanza y jazz

Lo dijeron Golpes Bajos: 'Malos tiempos para la lírica'. De aquella afirmación, hoy quizá más ajustada a la realidad que nunca, hace ya 20 años, justamente los años que cumple la discográfica que permitió al grupo gallego aventar su punto de vista sobre la lírica al mercado nacional. Desde entonces ha llovido más de lo que se imaginaba, hasta el extremo de que hoy en día Nuevos Medios no es tanto una compañía de pop independiente sino de nuevas formas de flamenco y jazz, de fusión. Esa cara fue la que se mostró en el Teatre Grec en el concierto celebración del redondo aniversario de la discográfica. La cuestión era que el escenario acogería a una especie de all stars de Nuevos Medios, cuyo primer trío titular fue formado por Benavet, Pardo y Di Geraldo. Bajo, flauta y saxo y batería al servicio de piezas, fueron tres, de jazz aflamencado o de flamenco jazzeado. Nada se puede decir que no se haya dicho sobre estas tres figuras internacionales de nuestra música, virtuosos de sus instrumentos y por lo general bastante inspirados en cuanto a ideas, todo y que las mismas estén un poco gastadas.

Carles Benavent, Jorge Pardo, Tino di Geraldo / Diego Carrasco y Diego Amador

Teatre Grec, Barcelona, 19 de julio.

Luego llegó Diego Amador, que como polifacético que es, canta, toca guitarra y piano, actuó solo y con grupo (cajón, guitarra, palmas y voces), y funcionó a satisfacción del respetable cuando en compañía de su grupo, siendo él solista con piano o guitarra, se tiró por bulerías. Fue lo más destacable de su presencia en el escenario. El plato fuerte lo supuso la irrupción de Diego Carrasco, un artista atípico en todos los sentidos. Sus letras son chanzas sobre la actualidad (hubo menciones a Perejil) que canta casi más bien diciéndolas rítmicamente que cantándolas. Su presencia en escena es todo un espectáculo. Sin lugar a dudas fue lo más oxigenante y fresco de una noche marcada por la juerga, la interrelación de músicos y las bulerías.

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