Fruto del conocimiento

Son los vinos de Contino desde su nacimiento, allá por el año 1974, unos mostos rompedores en el monótono mercado de La Rioja. Por esta razón nos encontramos con caldos que han tardado en ser entendidos por el público y la crítica.

Su gama de vinos ocupa desde el Crianza de cuerpo medio, frutal, carnoso y equilibrado para lo cual emplean tempranillo, graciano y mazuelo. Un producto dirigido al consumidor que gusta de las añadas recientes. En el Reserva el tempranillo viaja en compañía de la graciano, dando lugar a un mosto rojo rubí sabroso, de largo postgusto, muy hecho y aterciopelado.

En el Gran Reserva el enólogo busca esos vinos longevos de guarda que tan buena compañía dan en las largas sobremesas. Un vino con mucho que decir por su finura y complejidad lograda gracias a la doma de años de barrica y 'cementerio'. El resultado es un vino fino de Rioja.

Y en el estricto concepto de vino de pago o château el Viña del Olivo cumple todas las reglas. Nacido de la parcela que lleva su nombre, con una corta producción de frutos o botella, viene a dar un mosto rojo cereza con matices violáceos. De capa media, con fruta y madera bien ensambladas, redunda en un caldo muy elegante.

Toda esta gama de vinos para llegar al top de la casa, su monovarietal graciano. Desde su salida al mercado en la añada de 1984, es uno de los riojas más buscados por los aficionados. Los esfuerzos en el campo y en la elaboración del graciano hablan de la grandeza de esta casta, muchas veces menospreciada por los lugareños. Sin embargo, después del trabajo de Contino la variedad ha ganado enteros revalorizándose entre las otras castas riojanas. Un graciano varietal de color violáceo vivo, cubierto y denso. Intenso y complejo de aromas y muy persistente y opulento en boca, con una marcada acidez, también sabroso y refrescante.