Argelia vive un mes negro de terrorismo islámico con 115 muertos
Un comando islámico asesinó en la noche del jueves a 10 civiles en una barriada de Sobha, en la provincia de Chelef, a 100 kilómetros al oeste de Argel, según informaron ayer los servicios de seguridad. Los terroristas, cuyo número se desconoce, entraron en la barriada de Bukaat Uled El Medjadi y tras asaltar una vivienda tirotearon y degollaron a sus moradores.
La responsabilidad de esta nueva matanza ha sido atribuida al radical Grupo Islámico Armado (GIA), cuyo cabecilla nacional, Rachid Ukali, alias Abu Turab, mantiene la consigna de 'sangre y destrucción para todos los heréticos' en los panfletos que han sido distribuidos en algunas mezquitas.
También en Chelef, una de las provincias más castigadas por el integrismo radical en los últimos años, fueron asesinadas hace cuatro días siete personas, cinco de la misma familia. Las autoridades atribuyen los hechos al GIA. Un comando entró en una vivienda perteneciente a un miembro de los grupos armados que apoyan al Ejército en la lucha contra el terrorismo y dio muerte al matrimonio y a tres hijas de 14, 12 y 4 años. En la huida, los terroristas asesinaron a dos civiles que salían de rezar en una mezquita de la aldea de Ued Allel, donde tuvo lugar la matanza.
Con las muertes de la noche del jueves se eleva a 54 el número de personas asesinadas en una semana por los radicales islámicos. En lo que va de julio, un mes negro, la cifra de víctimas alcanza las 115.
Estos datos avalan la teoría de que los intentos de pacificación impulsados desde el Gobierno han fracasado y que la reactivación de la guerra civil larvada que sufre el país desde 1992 es un hecho. En ese año, las autoridades argelinas, apoyadas por el Ejército, suspendieron la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias por temor a una victoria del Frente Islámico de Salvación, el brazo político de los fundamentalistas.
Esta guerra no declarada de más de 10 años ha causado, según diversas fuentes argelinas e internacionales, 100.000 muertos, la mayoría de ellos civiles. Las Fuerzas Armadas, en su lucha contra el integrismo, han sido acusadas por grupos de derechos humanos de cometer numerosas atrocidades.
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