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ESCENA | DÍAS DE OCIO | EL CANTO DE LA CABRA SIGUE SU AUSTERA Y PRESTIGIOSA PROGRAMACIÓN

El verano y los creadores escénicos revitalizan la tradicional relación del teatro y el aire libre

El teatro y el aire libre están íntimamente ligados desde los orígenes del primero y hasta hoy mismo. No hay más que pensar en los teatros griegos y romanos, en las representaciones a las puertas de las iglesias y catedrales, en las corralas donde el techo era el mismísimo cielo y sólo los nobles tenían las cabezas resguardadas, y en toda una tradición que nunca ha terminado de desaparecer. En Madrid la retoman, año tras año, no sólo las campañas municipales, como los Veranos de la Villa, sino también teatros como El Canto de la Cabra o el Galileo.

Espacios como La Corrala, que han dejado de utilizarse en verano como escenario para espectáculos habitualmente ligados a un cierto casticismo, no sólo no han marcado un declive en lo que a teatro al aire libre se refiere, sino que han dado paso a otras propuestas que sacan el teatro a la calle, como forma de atraer espectadores o de no perder a los que se niegan a encerrarse en un local debido a la canícula estival.

Un ejemplo claro es el que lleva a cabo, desde hace ocho veranos, el pequeño teatro El Canto de la Cabra, en la calle de San Gregorio (Chueca). Su programación es de una austeridad sin concesiones. Nada de sainetes ni zarzuelas, nada de danzas coloristas o montajes seudomusicales. Puro teatro. Contemporáneo y sin miedos. Por allí han pasado montajes memorables de compañías españolas e iberoamericanas como Teatro Quetzal, Compañía Itinerante de Danza Teatro o la compañía titular de la sala.

Este verano se descuelga con el último trabajo de Legaleón Teatro, grupo vasco que acude con Bancarrota, un espectáculo al que preceden muy buenas críticas y que, según su director, Oskar Gómez, 'nos habla de la muerte que asoma frecuentemente por los resquicios de la vida'. Por encima de todo dejan claro que el montaje es para un espectador abierto a nuevas propuestas. Permanecerá en cartel hasta el 28 de julio, de miércoles a domingo a las 22.00, por 10 euros. Al igual que Trastornos. Diálogos, espectáculo (del 1 de agosto al 1 de septiembre) de Cambaleo Teatro, una de las compañías madrileñas más solventes del panorama del teatro alternativo, poseedora de un discurso gestual cercano al teatro del absurdo.

Aquí el grupo reflexiona desde la enfermedad: 'El concepto de salud es confuso, sería más correcto hablar de un aceptable nivel de enfermedad. Pero como todo lo organizamos, lo primero es establecer con claridad una línea divisoria entre enfermos y sanos. En Trastornos... se rompe esa línea, todos estamos enfermos, somos pacientes y esperamos', dicen los responsables.

Toques frívolos

Dentro de lo que se puede entender como una programación más lúdica, con toques frívolo-festivos, están los espectáculos teatrales al aire libre de Los Veranos de la Villa, que organiza desde hace casi dos décadas el Ayuntamiento de Madrid. En el espacio de la Muralla Árabe, situada en la cuesta de la Vega, este año se representa Yo amo Madrid, un compendio de magia, artes esotéricas, artesanía, disfraces y gastronomías varias, y el espectáculo La venganza de la Petra, de Carlos Arniches, con Paco Cecilio y Marisol Ayuso al frente del reparto. Un montaje que se puede ver todas las noches de martes a domingo por 17 euros.

El mismo autor, Arniches, ha sido elegido por el director Manuel Canseco para abrir el Galileo Teatro al aire libre, bajo el nombre de Jardines del Galileo (calle de Galileo, 39). También con cenas y gastronomías varias y el montaje El Madrid de Arniches: Serafín el pinturero y la compañía, que se puede ver, por 17 euros, a partir de las 20.30, aunque las representaciones comienzan a las 22.30.

El nuevo espacio de los Jardines de Sabatini, a los pies del Teatro Real, ha optado por dos populares zarzuelas del maestro Chueca: La Gran Vía y Agua, azucarillos y aguardiente, puestas en pie por la Compañía Lírica del teatro Calderón, con un reparto encabezado por Manolo Codeso y Milagros Ponti. En esta ocasión no falta tampoco el asunto de la comida y bebida y los precios de entrada oscilan entre los 15 y los 18 euros, aunque hay una zona VIP a la que se puede acceder por 20 euros.

Por otra parte, no hay que olvidar que el Patio del Cuartel del Conde Duque, aunque dedicado casi de manera exclusiva a la música y la danza, también abre sus puertas al teatro y lo hace a lo grande, ya que del 30 de julio y hasta el 2 de agosto acogerá al prestigioso grupo checo Teatro Negro de Praga, que acude con el espectáculo Aspectos de Alicia, en el que no faltan sus habituales técnicas de teatro de sombras y películas animadas.

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