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CRISIS CON MARRUECOS

El 'efecto Perejil' en la inmigración

El conflicto por el islote Perejil viene a azuzar las ya tensas relaciones entre los españoles y los más de 200.000 marroquíes que, según dijo el viernes el ministro Mariano Rajoy, residen en España.

'Se le está dando demasiada importancia a un pedrusco árido y esto sólo envenena las relaciones entre los marroquíes que vivimos en España y los españoles', dice Mohamed, nacido en Tetuán y residente en Madrid. 'Esto sólo conlleva que tengamos que oir cosas como 'a estos moros hay que darles una lección de una vez'. Y se lanza a hablar sobre la isla: 'Todo el mundo sabe que Leila es un punto estratégico de contrabando, en el que operaban a sus anchas las mafias de inmigrantes y de todo tipo. Es un lugar inhóspito, sin playas y con alguna gruta que, en más de una ocasión, ha servido de escondite a los cargamentos de contrabandistas, que almacenan allí la mercancía hasta que ven el momento oportuno de cruzar el Estrecho'.

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Lo confirma Mohamed Chaib, consejero de Asuntos Sociales de Ceuta: 'Aunque no es un lugar muy conocido por los ceutíes, los que lo conocen saben que es un centro de la logística del contrabando. Por lo demás, aquí en Ceuta, donde prácticamente la mitad de la población es musulmana, hay absoluta normalidad. Las personas de origen marroquí que viven en Ceuta se sienten españolas. Al fin y al cabo, es España el país que les ha ofrecido un bienestar y les ha cubierto sus necesidades'. En su opinión, antes había un absoluto desconocimiento del islote. 'Ahora cada uno defiende lo que dicen sus mandatarios', añade.

Situación transfronteriza

En el mismo sentido, pero desde el madrileño barrio de Lavapiés, Mohamed comenta: 'El sentimiento de posesión que los marroquíes podemos sentir con respecto a Leila es prácticamente nulo, porque se encuentra en una zona caracterizada por vivir una situación transfronteriza. Yo vivía en Tetuán y mi primo en Ceuta, la gente está acostumbrada a cruzar la frontera cuatro veces al día sin ningún tipo de cortapisas, con lo cual se ha creado un sentimiento de comunidad que cruza la frontera y donde no tiene sentido preguntarse a qué lado pertenece cada cosa, porque todo es de todos'.

No opina lo mismo Mohammed Mixouf, que nació en Tánger pero vive en Madrid: 'Leila es de Marruecos. Como Ceuta y Melilla e incluso Canarias. Porque están al lado de nuestro territorio'.

Pero no todos los marroquíes están al tanto de la situación, muchos no han oido hablar de Leila ni saben donde está. Como Zohra, presidenta de la Asociación de Mujeres Marroquíes en España y nacida en el norte de Marruecos: 'No sabía ni que existía, pero es que es una roca despoblada. Hay muchas rocas en el mar, ¿no le parece?'.

A las puertas de la mezquita de Madrid, Abderrahim Boubdir se plantea: 'Yo dejé mi país porque no me gustaban algunas cosas y he venido aquí porque creía que iba a mejorar mi situación. De momento no lo he conseguido. ¿Cree que me preocupo por un islote? Ese problema no me atañe'.

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