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San Fermín
Columna
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Política, fiestas e historia

Los sanfermines se retransmiten, se cuentan, se viven y hay quien escribe su historia descubriendo aspectos fascinantes en hemerotecas demasiado olvidadas.

Su historia sin omisiones. 'En casi todos los sanfermines ha habido un componente político, desde las pancartas de las peñas de mozos hasta el sentido del riau-riau, los aspectos políticos, fundamentalmente municipales, han influenciado el desarrollo de muchos extremos', señala el periodista e historiador pamplonés Fernando Hualde, constatando una sustancia propia del caldo festivo, la politización, que muchos, a menudo, deploran como un mal contemporáneo.

'No es cierto que se trate de unas fiestas ajenas a la realidad social. Todo lo contrario, y no era lógico omitir algo que ha estado tan presente', señala Hualde. 'Al investigar el pasado se constata la permanente evolución de la fiesta. Atrás han quedado', subraya Hualde, 'actos y detalles cuya pérdida, hace tan solo unos lustros, hubiese sido inimaginable. Es el caso de la presencia de los militares dando escolta a San Fermín en la procesión, es el caso del riau-riau y son otros elementos de gran sabor (las alpargatas, los ajos o las jotas espontáneas) que apenas se ven o existen hoy en día. Por el contrario', añade el investigador pamplonés, 'han surgido con fuerza otros elementos que encajan perfectamente con el espíritu de San Fermín, y cuando digo esto no me refiero al fuenting, al bakalao o al gamberrismo puro y duro, de los que ninguna fiesta de esta envergadura se libra, sino que actos como el festival anual de danzas de la Plaza de los Fueros, al baile de la era, al concurso de recortadores o a la corrida vasco-landesa, como elementos clásicos ligados al origen de baile, diversión y ambiente taurino en el que se desenvuelven los sanfermines desde siempre'.

Hasta lo más sagrado, el recorrido de los encierros, cambió a comienzos de siglo. Con la vieja plaza de toros, al acabar la calle Estafeta, la carrera doblaba a la derecha para adentrarse en la plaza. Después, se le dio continuidad más o menos en línea recta hasta la bajada del callejón de la flamante nueva plaza. ¿Qué apelativo recibiría quien quisiera hoy en día modificar el recorrido del encierro? ¿A qué sacrosanta tradición histórica inexistente apelarían muchos para crucificar al insensato?

La realidad es que la investigación de Hualde descubre unas fiestas sometidas no sólo al albur político, sino a las modas sociales.

Algunos ejemplos. En 1936 el feliz desenlace de una huelga en el sector de la construcción despejó nubarrones en los primeros días de julio. En ese momento, los porteadores de gigantes y cabezudos amenazaron con no bailarnos si el Ayuntamiento no aumentaba su paga. En 1937 y 1938 no hubo sanfermines debido a la guerra. El 7 de julio de 1937 los rotativos Diario de Navarra y El Pensamiento Navarro, publicaron en portada la imagen del santo con esta frase: 'San Fermín, luchó por Dios hasta la muerte'.

Rastrear los dos tomos del libro de investigación de Hualde ofrecen mucho más datos sobre esa realidad social que teñía los carteles de las peñas de irónicas críticas hacia el ayuntamiento, la Iglesia o cualquier otra institución de poder. 'La segunda mitad del siglo XX nos dejó otros sanfermines de triste memoria', indica Hualde, 'Y ahí están las fiestas de 1978, suspendidas el 8 de julio tras los graves incidentes iniciados en el Plaza de Toros que se saldaron con un joven muerto y más de doscientos heridos. Como historiador de la fiesta he tenido también que describir los de 1997, marcados por la tragedia de una muerte anunciada, la de Miguel Ángel Blanco. Nos guste o no, esos hechos han configurado la historia real de las fiestas'..

NOVEDADES

El director del Archivo de Navarra, Juan José Martinena, recibió ayer el Gallico de Oro, galardón otorgado por la sociedad Napardi. Martinena ha publicado 300 estudios sobre Pamplona y es el segundo historiador que recibe el premio, tras el fallecido José Joaquín Arazuri.

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