Vigilantes del metro

Ha muerto un vigilante en el metro de Barcelona. Y nadie debe de haber caído en la cuenta de que los vigilantes de seguridad están trabajando para que no haya agresiones o robos, y ayudar -en la medida de lo posible- a resolver problemas. La persona que ha fallecido -que tenía nombre, apellidos, familia y amigos- fue a ayudar a un usuario que tenía problemas con la tarjeta de acceso, y en lugar de recibir un 'gracias', fue agredida hasta caer con mala fortuna, golpearse con la barra del torniquete y quedar en coma durante 50 días, hasta su muerte.

Cuando el personal de seguridad y vigilancia del metro actúa de forma que para ciertos sectores de la población les parece no correcta, se publican noticias a media página con dibujos explicativos de las perrerías de los seguratas. Pero cuando es a la inversa, sólo merecen un recuadrito en un margen, entre anuncios publicitarios... o no se publican.

Hay situaciones en que los vigilantes están desprotegidos. La arbitraria ley del ex ministro Corcuera que suprimió el uso de la mayoria de las armas de fuego, dejó al personal de seguridad privada sin una de las mejores medidas disuasorias que poseían. Quizá si este compañero (yo también soy vigilante de seguridad, con 15 años de placa) hubiera portado el arma reglamentaria en lugar de una triste defensa -mal llamada porra-, el agresor se lo habría pensado dos veces y esta muerte absurda se hubiera evitado. Sirva esta carta para transmitir mis condolencias a la família del finado.