Austria obliga a aprender alemán a los extranjeros de fuera de la UE

Una ley sobre la inmigración, adoptada ayer por el Parlamento austriaco, obliga a los extranjeros residentes en el país a aprender alemán. La medida, que afecta a más de 20.000 personas, se aplica a los inmigrantes que no forman parte de la Unión Europea y que viven en Austria desde el uno de enero de 1998. Admite pocas excepciones: los niños, los ancianos, los enfermos y los ejecutivos especializados necesarios para la economía nacional.

Los extranjeros tendrán que seguir, como mínimo, unas cien horas de clases, de las que tendrán que pagar la mitad. Disponen de cuatro años para realizar los cursos. En caso contrario, perderán sus derechos a percibir ayudas sociales y subsidios por desempleo y se les podrá retirar hasta su permiso de residencia.

Los diputados socialistas y Los Verdes denunciaron la nueva ley, apoyada por la coalición de derecha y extrema derecha, en el poder. El jefe de la extrema derecha en el Parlamento, Peter Westenthaler, afirmó que pretendía así 'acabar con el desempleo y la delincuencia, alta en el caso de los inmigrantes'. 'Austria no es un país de inmigración y no lo va a ser', aseguró. La ley, según los socialistas, no propone nada más que 'sanción, coacción y amenaza'.