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La batalla por Burgos, una salida para el 'caído' Aparicio

Carlos E. Cué

Para Juan Carlos Aparicio, un hombre muy próximo a José María Aznar, al que ha acompañado en toda su carrera política, queda reservada una única salida tras años de dedicación: la lucha por la alcaldía de Burgos. Aunque aún no hay nada confirmado, las primeras hipótesis apuntaban a ésta como la única opción política que le queda a alguien que llegó a ser vicepresidente de Castilla y León en el mandato de Aznar y ahora podría quedarse, si pierde las elecciones de 2003, en concejal.

Si Aparicio aceptara el envite, el PP lograría colocar a un peso pesado en una de las heridas que más duelen a este partido: la alcaldía de Burgos está en manos de los socialistas después de años de gestión de la derecha. Tanto que el alcalde, el socialista Ángel Olivares, ironizaba tras la última crisis: 'En Burgos gobernaba la derecha desde los tiempos del Cid'.

Este hombre, que antes fue director general de la Policía, logró en 1999, empujado por un gran resultado del PSOE en toda España, los concejales suficientes como para gobernar con el apoyo de Izquierda Unida y Tierra Comunera. El PP, envuelto en diversas crisis internas, se hundió. Pasó de 16 a 10 ediles y perdió este gran bastión.

Ya entonces, el PP había intentado que Aparicio se presentara a las elecciones de su ciudad natal, a la que sigue muy vinculado. La gestión de Valentín Niño, el alcalde desde 1995, era reconocida como desastrosa incluso desde el PP, y el partido pidió ayuda a Aparicio para no perder Burgos. Pero éste prefirió seguir en el Gobierno, como secretario de Estado de Seguridad Social.

Recuperar la alcaldía de Burgos con un peso pesado como éste puede estar al alcance de la mano. Sobre todo después de la grave crisis que sufrió el Gobierno de Olivares el año pasado. El PP, liderado por Ángel Ariznavarreta, amenazó con una moción de censura apoyado en los votos de Tierra Comunera y del grupo liderado por Ángel Baeza, polémico periodista. Éste pidió 400.000 millones de inversiones y el pacto se fue al traste.

Pero el PP podría con Aparicio recuperar parte de los votos que se fueron a Baeza -logró casi 10.000 papeletas- y resolver las crisis internas que permitieron el hundimiento de 1999. Es tal vez la mejor manera de garantizar la recuperación de este histórico bastión.

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