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Wittkop recrea la Venecia decadente del XVIII en su nueva novela

Gabrielle Wittkop (Nantes, 1920) es una escritora tardía que empezó su obra literaria a los 50 años y que ahora, pasados los 80, está viviendo un resurgimiento en toda regla en Francia. Autoproclamada 'hija del marqués de Sade', Wittkop presentó estos días en Barcelona su última novela, Serenísimo asesinato (Anagrama), en la que evoca con profusión de detalles macabros los últimos años de la República Serenísima de Venecia.

La excusa de Serenísimo asesinato es el misterio que rodea la muerte de las cuatro esposas de Alvise Lanzi en un lapso de 30 años, entre 1766 y 1797. Sin embargo, 'no se trata de una novela policiaca', como recordó la misma Wittkop. Más bien se trata de la recreación de un ambiente decadente de lujo, maquinaciones palaciegas y pequeñas o grandes depravaciones en las que los personajes no son más que un cortejo de marionetas en manos del narrador. 'El personaje principal es la Venecia de una cierta época, la de la decadencia final anterior a la llegada de Napoleón Bonaparte', explicó.

Los amantes del arte podrán encontrar entre las imágenes que describe Wittkop algunos de los cuadros de pintores como Pietro Longhi, Francesco Guardi y Tiépolo el Joven. 'Es un libro muy colorista en el que se evocan el placer y la sensualidad', añadió. La pintura, en este caso la obra de Francisco de Goya y su grabado El sueño de la razón, estará también presente en su próximo libro, un conjunto de 'relatos muy crueles' que aparecerá en Francia el próximo mes de enero.

Filósofos materialistas

La conexión de Wittkop con la época, el pensamiento y los autores del siglo XVIII procede de su educación, según explicó la autora. Nada convencional, Wittkop se formó en la biblioteca de su padre, 'un librepensador'. Allí conoció a los libertinos y a Sade, aunque 'en versiones muy adulteradas'. También a Locke, Holbach, Helvetius, Voltaire... 'Los textos e ideas de los grandes filósofos materialistas todavía no me han abandonado. Corresponden a mi manera de ver el mundo'.

El 'catalizador' de su vocación de escritora está en la muerte por asesinato de un amigo y 'amor platónico' cuando ella contaba con 50 años, explicó. Tanto El necrófilo (1972) como La mort de C (escrita 12 años después del suceso) están íntimamente ligadas a esa relación que no pasó a mayores porque los dos, afirmó, eran homosexuales. La primera obra la concibió como 'un regalo' al amigo, intentando darle la vuelta al género erótico, que definió como 'muy monótono'. La segunda es una sucesión de variaciones sobre ese asesinato: 'Sólo sabemos con certeza que fue apuñalado. Tardó tres días en morir y, cuando la policía le interrogó, les mintió, como en la película Rashomon, donde todos mienten, incluso el muerto'.

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