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Aznar remite a Ibarretxe al Senado para discutir sobre competencias

El presidente alardea de haber traspasado 'tres billones' al País Vasco

Javier Casqueiro

José María Aznar querría que el debate sobre las funciones y el desarrollo de las distintas Administraciones del Estado hubiese acabado. El presidente del Gobierno replicó ayer a las nuevas pretensiones soberanistas del Ejecutivo vasco remitiendo a su máximo responsable, Juan José Ibarretxe, a debatir de gestión, que no del sentido de las autonomías, en una comisión específica del Senado. Pero sin tocar el modelo constitucional. Aznar alardeó de su 'rareza' por haber descentralizado un 14% del Presupuesto y unos 3 billones de pesetas.

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La respuesta de Aznar a la nueva deriva del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y del Gobierno autónomo que preside Juan José Ibarretxe se produjo en un acto muy simbólico montado por el PP en Ávila para homenajear la labor de sus senadores en estos 25 años de democracia. Aznar siente un agradecimiento especial hacia Ávila y sus políticos: el ex presidente Adolfo Suárez, su padrino, Feliciano Blázquez, y Ángel Acebes, uno de sus ministros preferidos.

En ese contexto, centró su discurso en proporcionar dos tipos de respuestas a lo que está ocurriendo en Euskadi. El presidente recogió en primer lugar el guante que le había dejado el portavoz del PP en el Senado, Esteban González Pons, cuando descartó enfáticamente cualquier propuesta de reforma de la Cámara alta para 'cambiar la Constitución' y reconvertir 'por la puerta de atrás' el Estado autonómico en un Estado federal.

Aznar dio por superado el proceso de acoplamiento con complejos del sistema bicameral de España. Reafirmó la validez de las reglas de juego escritas en la Constitución y negó que en España exista un déficit o carencia de representación territorial. Fue entonces cuando abogó por mejorar en lo posible el funcionamiento del Senado sin asumir 'mercancía de contrabando'.

El presidente del Gobierno entiende que el actual modelo territorial de España está concluido y no se puede 'estar cada año, ni cada cierto tiempo, con un debate sobre el Estado de las autonomías o sobre las autonomías'. Aznar ofreció a los que demandan ese tipo de discusiones o nuevas reivindicaciones autonómicas 'articular más debates con las autonomías', pero no en un pleno anual, sino en la Comisión General de las Comunidades Autónomas. Y tampoco sobre 'la esencia del Estado, porque eso siempre acaba en lo mismo, en un debate inútil que enturbia la realidad constitucional de España'. Aznar persigue poder debatir con los máximos responsables autonómicos sobre la capacidad y la eficacia de gestión de cada uno.

El presidente aprovechó ese contexto para replicar a los que le acusan de prepotente y centralista. Se autodefinió, en cualquier caso, como 'una rara especie de centralista'. Una rareza consistente, según su criterio, en que bajo su mandato el Estado ha pasado de gestionar en 1996 el 60% del gasto público al 47% actual; las comunidades autónomas, del 26% al 37,5%, y los ayuntamientos del 14% al 15,5%.

En esta línea, destacó que de los ocho billones de pesetas que el Estado ha transferido en toda la historia de la democracia a las comunidades autónomas, tres billones se habían desviado durante su mandato.

El presidente enfatizó todos esos datos de una 'descentralización sin parangón en ningún Estado Federal' para asegurar que jamás consentirá que le cuelen 'mercancía de contrabando' ni que se 'desarticule el Estado'.

Al final retomó 'el preocupante viaje a ninguna parte' por el que cree que se conducen los mandatarios vascos y cuestionó con malestar, sorpresa y cierta sensación de impotencia algunas iniciativas del Gobierno que preside el nacionalista Juan José Ibarretxe. Como por ejemplo, convocar una mesa para proporcionar respaldo a las víctimas de ETA en vez de volcarse en perseguir a los terroristas y a quienes les amparan o jalean.

El jefe de Gobierno exigió otra vez al lehendakari que se fije como 'gran prioridad acabar con el terror y no facilitar el cambio de domicilio o la movilidad laboral a los amenazados'. El único cambio de domicilio y movilidad que Aznar quiere ver es el de los terroristas para que ingresen en la cárcel.

El presidente defendió la necesidad y la importancia en la historia de la democracia de la polémica Ley de Partidos Políticos que pretende la ilegalización de Batasuna. Y lo hizo para subrayar que por parte del PNV haya responsables que se planteen el incumpliento de esa norma o de otras y los fines de semana acudan de marcha con los violentos.

José María Aznar, durante su intervención, ayer, en las jornadas organizadas por el PP en Ávila.
José María Aznar, durante su intervención, ayer, en las jornadas organizadas por el PP en Ávila.EFE

'No hay alternativa'

Parecía que José María Aznar iba a terminar su intervención ante unos 200 senadores del PP de las más diversas legislaturas sin hacer alguna de sus habituales bromas sobre la sucesión en la presidencia de su partido o sin meterse con el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en estos días previos al debate del estado de la nación. Acabó el discurso, plegó las gafas, dobló los folios y todo apuntaba a que se encaminaría raudo hacia La Moncloa. Pero se paró. Y aprovechó para hacer sarcasmo sobre los que en estos días han comentado todo tipo de cosas sobre su 'relajo' cuando puso los pies encima de la mesa con Bush, sobre la velocidad de sus carreras matinales o sobre sus preferencias en la sucesión. Y acabó: '¿Os habéis dado cuenta de que hay una cosa de la que nunca se habla? De la alternativa. ¿Y sabéis por qué? Porque no la hay'.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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