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Reportaje:

Lucha digital contra los incendios forestales

Los agentes de los Bomberos de la Generalitat utilizan un avanzado sistema informático para prevenir y extinguir los incendios forestales

Todos los veranos, la guerra contra los incendios se libra en bosques y campos. Y en los ordenadores. Los Bomberos de la Generalitat de Cataluña han incrementado el uso de las nuevas tecnologías para prevenir y ayudar en su extinción.

Autobombas, hidroaviones, helicópteros y efectivos humanos se despliegan por el terreno a partir de sistemas de información geográfica, situación por satélite y datos meteorológicos. Lo último, los simuladores de incendios, unos programas informáticos que permiten analizar el comportamiento del fuego sin quemar ni un solo árbol.

Mientras atiende cómo se realiza una quema técnica en Castelló de Farfanya, Marc Castellnou, analista jefe de los GRAF, una unidad de los bomberos catalanes especializada en el control de incendios forestales, atiende una llamada en el móvil. 'Hay un incendio de matojos en el Bages', dice. 'Les damos media hora para ver cómo funciona'. Es en Rajadell y en 20 minutos se ha controlado. Sonriente, explica: 'Ya veía que no pasaría nada porque aquí [en la quema controlada] estaba observando lo mismo'.

Predecir es difícil

Predecir qué hará el fuego y sus efectos es algo bastante difícil. Datos como la pendiente, la velocidad del viento, la humedad o el tipo de combustible no bastan para atacar un incendio. Se necesita también saber cuál es el patrón del fuego en la zona; es decir, identificar los puntos críticos que pueden extender un incendio. En los GRAF se han elaborado en el ordenador 63 incendios de diseño que corresponden a distintas zonas de Cataluña, condiciones meteorológicas y vegetación. Los analistas de los GRAF destripan un incendio como si se tratara de una partida de ajedrez. Sirve para prevenir medidas y para que, una vez declarado un incendio real, ayude a planear las operaciones de extinción.

Durante todo el año, se aprovechan las quemas controladas para introducir datos en el programa informático Farsite, que se emplea desde hace un par de años, y corregir desviaciones. También se hace con los fuegos reales. Este simulador, diseñado por un ingeniero norteamericano, es uno de los más utilizados; incluso sirve para recrear nubes tóxicas o las fugas térmicas de una explosión nuclear.

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Farsite simula gráficamente y sobre cartografía digital la propagación y el comportamiento de los incendios forestales. Cada vez que se representa un incendio digital es necesario cargar en el programa la meteorología (temperaturas y humedad relativa máxima y mínima), el viento (dirección, velocidad y nubosidad en intervalos de tiempo) y el periodo de simulación. También se echa mano de una base de datos de incendios forestales reales. Cada zona tiene un currículo de siniestros y todas las posibilidades en las que puede arder o situaciones insólitas.

La rapidez de propagación de los incendios en Cataluña desaconseja simularlos en tiempo real (se tarda entre dos y tres horas en introducir variables y ajustes). Hacer los deberes es una gran ventaja: por ejemplo, en el año 2000 ardieron 800 hectáreas en L'Albiol y el fuego afectó a una urbanización. Fue un incendio rápido y allí se aplicaron por vez primera las enseñanzas de los incendios de diseño. En 1970, en 1954 y en 1931 el municipio sufrió situaciones idénticas. 'Tan pronto comenzó [el del año 2000], sabíamos lo que teníamos que hacer', explica Marc Castellnou. 'El incendio de L'Albiol ya estaba simulado en el ordenador y conocíamos los antecedentes'.

El centro de investigación ecológica y aplicaciones forestales CREAF mejora el Farsite. Desarrolla modelos matemáticos que tendrán en cuenta la rotación del fuego, algo que hasta ahora no se podía calcular, dice Inma Oliveras, investigadora del centro. 'El mejor laboratorio es ver cómo reacciona en la realidad', explica mientras observa, embelesada por las llamas, una quema técnica.

Revolución tecnológica

La tecnología para el seguimiento de incendios está en plena revolución. Por ejemplo, satélites con infrarrojos espían la Tierra para detectar focos en zonas muy remotas (Canadá o Siberia). En pocos años, serán habituales los microaviones no tripulados teledirigidos, como los utilizados en Afganistán. La NASA prueba unos modelos con sensores infrarrojos y rayos X, capaces de ampliar figuras tridimensionales como la estructura térmica de un frente de llamas. Esta información puede resultar muy útil para mejorar las descargas de agua desde los medios áereos. Europa está desarrollando el proyecto Fuego, una constelación de satélites que garantizará lecturas de cualquier punto del territorio cada 20 minutos para así detectar rápidamente el comienzo de un incendio. Está previsto que entre en funcionamiento hacia el año 2006. También se considera el empleo de dirigibles como nubes artificiales. Estas naves podrán sobrevolar los incendios día y noche (es peligroso para aparatos convencionales) y descargar agua desde gran altura. Aviones nodriza irán recargando de agua la panza del ingenio. Los GRAF de la Generalitat estudian la introducción de ordenadores de bolsillo entre los jefes de las unidades. 'Está bien tener simuladores de incendios, pero para tomar decisiones es necesario tener la información a mano en el mismo territorio', asegura Marc Castellnou.

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