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Crítica:'Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo...' | CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El nacimiento de un cómic

Es Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar una de las películas programáticas del universo humorístico de Woody Allen. Dijo el cómico neoyorquino que el humor grande es intelectual sin pretender serlo, y algo de esto hay en sus películas iniciales, en las que adelantó claves de su idea de la comedia, pues todas ellas, comenzando por ésta, tienen algo de mezcla de cálculo especulativo, de filosofía a ras de acera, y de modelo cómico de cabaret, ese pequeño formato en que Allen adiestró a su futuro genio escénico. Procede del año 1972 y es la tercera que dirigió.

Es una película magnífica e irregular. Tiene dentro arritmias, altibajos insalvables, pues junto a escenas o sketchs a veces insulsos, sin gracia o con gracia pobretona, tiene otros, o partes de otros, que son considerados perlas antológicas y definitorias de la filosofía humorística de Allen en lo que se refiere a su inagotable farsa filosófica del sexo, que aquí obtiene la ventaja de una casi total explicitud, una deliciosa impudicia, casi desvergüenza, que dio partida de nacimiento a algunos célebres chistes escatológicos asociados a la médula de la comicidad de Allen.

TODO LO QUE SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EL SEXO....

Dirección y guión: Woody Allen. Intérpretes: Woody Allen, John Carradine, Tony Randall, Anthony Quayle, Gene Wilder, Burt Reynolds. Género: comedia. EE UU, 1972. Duración: 87 minutos.

Hay torpezas gruesas y muy evidentes en el filme. La falta de sentido de síntesis echa abajo partes que, sobre el papel, tenían genuina gracia, pero que, por estar mal filmadas o torpemente desarrolladas en el guión o la pantalla no pasaron de chistes hinchados, como la imitación de Woody a Bob Hope y la historia de Gene Wilder enamorado. Pero, en cambio, hay en esta singular película otras escenas o historietas que mantienen intacta su capacidad transgresora y sigue siendo eficaz su golpe de sorpresa inicial, como el relato de 'Lo qué ocurre durante la eyaculación', en la que Woody Allen interpreta a un espermatozoide aterrorizado, que está punto de ser disparado al exterior y proclama: '¿Y si resulta que se está masturbando y me dispara contra el techo?'. O la célebre proclamación alleniana, que ha pasado a las antologías de sus mejores monólogos, en la que un científico declama: '¿Les parece que estoy loco? Eso es lo que dijeron Master y Johnson, que soy un chiflado ¿Y por qué? Porque fui el primero que descubrió cómo hacer impotente a un hombre escondiéndole el sombrero. Fui el primero que explicó la relación entre la masturbación excesiva y el ansia de hacer carrera política. Fui el primero que dijo que el orgasmo clitoridiano no debía ser exclusivo de las mujeres'.

Y otras andanadas que abrieron camino a una comicidad afilada e insólita y prepararon el terreno a obras cinematográficamente evolucionadas, de las que esta divertidísima rareza es un anticipo espléndido, formalmente algo tosco, pero indispensable para entender de dónde parte y a dónde está llegando ahora, casi tres décadas más tarde, la obra de este inmenso cómico y comediante.

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