Un espectacular botánico del siglo XXI en una antigua mina del Reino Unido
Basta con asomarse al amplio cráter para quedarse atónito: en lo que fue una mina de arcilla de St. Aus-tell, en Cornualles (Reino Unido), hay ahora unas burbujas gigantescas. Son los futuristas invernaderos del Eden Project, un jardín botánico del siglo XXI concebido para la divulgación y el entretenimiento, con grandes dosis de espectacularidad.
Alrededor de las burbujas, los jardines y campos de cultivo han cubierto la antigua explotación minera a cielo abierto; dentro de los invernaderos, al amparo de la llovizna en un día muy británico, grisáceo y fresco aún en esta época del año, los visitantes pasean en un ambiente sofocante que alberga muestras de los trópicos, o por un entorno mediterráneo recreado a base de olivos, buganvillas, naranjos, etcétera. En total, este botánico alberga ya unas 135.000 plantas de 4.500 especies. 'El objetivo del proyecto es romper las barreras entre ciencia y medio ambiente', aclara Tony Kendle, director de la fundación Eden Project. 'No tenemos muchas plantas exóticas, no queremos un parque zoológico de vegetales, sino una muestra para comprender mejor el mundo en que vivimos', dice.
El objetivo del proyecto es romper las barreras entre ciencia y medio ambiente
El conjunto, aún sin terminar, alberga ya unas 135.000 plantas de 4.500 especies
El proyecto tiene un equipo científico aunque no hay laboratorios en el recinto, sino que mantiene programas de investigación con las universidades de Reading, Exeter y Greenwich.
El coste del nuevo botánico asciende a unos 140 millones de euros, financiados por la Administración británica, la Comisión del Milenio y la UE. Se planeó para recibir 600.000 visitantes anuales, pero sólo en el primer año, y aunque aún no esta concluido, han acudido dos millones de personas, convirtiéndose en un éxito económico y dinamizador en esa región deprimida del Reino Unido, aseguran los promotores.
Los invernaderos son edificios de alta tecnología, estructuras flexibles y muy resistentes para ser estables en un suelo complicado de arcilla, roca y arena, en fondo del cráter. Las burbujas que albergan los ecosistemas, formadas por piezas de plástico transparente de alta resistencia, miden 50 metros de alto y el invernadero mayor, el del ambiente tropical, tiene 250 metros de longitud y 150 de ancho.
Las burbujas semiesféricas están presurizadas y la tropical tiene una temperatura de 26 grados centígrados con un 60% de humedad durante las horas de visita y hasta un 90% por la noche. Arroz, café, piñas, azúcar, bambú, cacao, especias y muchos ejemplares de la selva tropical llenan este edificio de conservación, con las plantas distribuidas según criterios geográficos que permite recorrer muestras de África, Asia, América y Oceanía.
En el invernadero mediterráneo se recrean entornos vegetales de zonas comprendidas entre los 30 y los 40 grados de latitud. La temperatura es algo inferior a la del mundo tropical y la humedad es menos agobiante.
'Nos planteamos cómo interesar al público, cómo atraer a la gente, cómo deslumbrarla', dice Kendle. Quizá por esto no han faltado las críticas señalando que el nuevo botánico está concebido como espectáculo y que descuida la educación. Kendle puntualiza que la gente no va allí para educarse, pero que se educa.
Un gran mural del centro de visitantes del complejo informa: 'Si encogiera la Tierra hasta el tamaño de un pueblo de 100 habitantes: 57 serían asiáticos, 21 europeos, 14 del hemisferio occidental, norte y sur, 8 africanos, 70 blancos y 30 no blancos; 89 serían heterosexuales y 11 homosexuales; 6 tendrían el 59% de la riqueza mundial y todos serían de EE UU; 80 habitarían en infraviviendas, 70 no sabrían leer, 50 sufrirían malnutrición; 1 estaría casi muerto, 1 estaría naciendo, 1 (sí, sólo 1) tendría educación de nivel superior; 1 tendría ordenador'.
El lema de Eden Project es: 'Promover el conocimiento y la gestión responsable de la relación vital entre las plantas, la gente y los recursos, hacia un futuro sostenible para todos'.
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