'El mundo no se termina en la selección'
Una semana después del último regreso triste de España procedente de un Mundial, José Antonio Camacho (Cieza, 1956), el seleccionador, hizo un esfuerzo por tomar distancia de todo lo que rodeó a la eliminación. Se sentó ayer en su despacho de la Federación rodeado de pilas de cajas de cartón, cintas de vídeo en su mayoría, recién llegadas desde Corea. Omitió la autocrítica por considerarla inútil y dejó entrever un profundo resentimiento hacia la FIFA. Y sobre su continuidad, no desveló gran cosa.
Pregunta. ¿Qué balance hace de España en el Mundial?
Respuesta. Lo único que puedo decir es que partimos con una idea que no nos dejaron terminar. No es llorar, es la pura realidad. Es la primera vez en la historia que veo que salen el presidente de la FIFA, el de la CONCACAF, todos los presidentes, a decir que un partido no se puede perder así. Puedes perder 2-1, te pueden meter tres goles... Lo que no puede ser es que te vayas a la calle empatando 0-0 después de ser muy superior.
'Un día nos pusieron los altavoces tan altos que no se oía lo que les decía a los jugadores'
'¡Brasil ganó en un rechace! Si España llega a jugar así, habría sido muy criticada'
'Raúl se mató para estar y le jodió no jugar; pero yo estaba seguro de que si jugaba, se rompía'
P. ¿No cree que las críticas al arbitraje han servido para tapar los problemas en el juego español?
R. Es que lo que no tiene que ver con el juego ha tomado demasiado protagonismo en este Mundial. Es muy difícil que se den tantas jugadas poco claras en un mismo partido.
P. ¿Por qué le costó tanto a España definir ante Corea?
R. Nosotros definimos. Si nos dan un gol y ganamos 1-0, habría sido un éxito. Algunos, como Johansson , dijeron que tendríamos que meter más goles... ¡Se olvidan de que los hemos metido y legales! Pero un señor ha dicho que no y punto.
P. Pero España sólo tiró una sola vez entre los tres palos.
R. No lo sé, pero remató bastante. Como si un penalti lo tiras fuera. Eso no es rematar entre los tres palos, pero es un penalti. Lo que está claro es que mantuvimos al equipo contrario en su campo. Le creamos ocasiones. Tirar entre los tres palos no tiene que ver con el dominio. Para mí la jugada más clara fue una llegada de Joaquín que Morientes echó fuera.
P. ¿Cuál es el partido de España que más le gustó?
R. Contra Corea, fue de los que más tranquilo estuve. Veía que podíamos marcar y que era muy difícil que nos marcaran. Era un rival ordenado, disciplinado, que lo suplía todo con 15 metros de carrera. Pero no tenía gol.
P. ¡Pero era Corea!
R. A mí, que sea Corea, fulano o mengano, me da igual. Lo que me duele es que me eliminen así. No subestimo a nadie.
P. Corea era mediocre.
R. No. Sólo le falta definición. Su juego es aguerrido, de presión, de robo de balón y de salida. Si además tienes calidad, eres la repera. Pero ellos, en cuanto tú conducías un poquito el balón, te lo quitaban. Hay que saber jugar contra eso. Porque si conduces y driblas a uno, en el segundo regate, ya tienes a tres jugadores. Y no te dejan. Además, su idea era hacer falta y llevarse el balón. Y se lo permitían. Porque hubo muchas faltas que no se pitaron. Contra Alemania, en cambio, robaron cuatro balones y el árbitro pitó falta.
P. ¿No es lógico exigir que España gane por goleada a Corea?
R. Los que le exigen mucho a la selección es porque viven mediatizados en el fútbol español, no conocen otro fútbol. Piensan que la selección tiene que ganar a la fuerza. Pero hay que ver la realidad.
P. ¿Ha visto apocados a los españoles?
R. Al revés. Los he visto cambiados. Aceptaron el reto de ganar el primer partido y ganaron, y demostraron una mentalidad que no tenían. Lo que no pudieron contrarrestar fue a unos señores que dijeron: 'Oye, mira, este gol anulado, este gol anulado, este gol anulado...'. Hasta luego.
P. ¿Está conforme con el juego de España?
R. La misión era salir a ganar. Y España lo hizo siempre. En la final, Brasil jugó a la defensiva. A la contra. Creó oportunidades, ganó y ahora es el mejor del mundo. ¡Y ganó en un rechace! Si Alemania llega a ganar habrían dicho que Brasil es un equipo miedoso y apático, que no quiso ganar y que no dio la cara. Si España hubiera jugado así, habría sido muy criticada.
P. ¿Afectó mucho a su plan la lesión de Albelda?
R. No, porque Albelda no es un titular habitual. Y tampoco es que Valerón y Baraja sólo defendieran. Tuvieron libertad para llegar. Mi idea siempre fue poner a Baraja en el medio. Con Albelda la idea era fortalecernos en defensa, pero no lo necesitamos nunca. Salvo ante Irlanda.
P. ¿Cómo explica la importancia que cobró De Pedro, que sólo había jugado antes cuatro veces?
R. Desde el principio vi que tenía que ser titular en el Mundial. Lo que pasa es que los interiores notan mucho el final de temporada. Le pasó a Joaquín. Jugó un partido con prórroga y tuvo problemas. Joaquín tenía que ir entrando conforme pasaban los partidos. Ya le dije antes de Corea: 'Prepárate porque vas a jugar'. En el primer partido no lo puse porque había mucha tensión. Y los jugadores experimentados, como Luis Enrique, eran importantes.
P. ¿Se equivocó haciéndole tirar un penalti a Joaquín?
R. Lo quería tirar y estaba perfectamente. En el entrenamiento no había fallado nunca. Y otros no quisieron. No voy a decir quiénes, pero que si no se sentían muy bien, que pateaban si era preciso, pero... Así que hice una lista y a ésos los puse el sexto, el séptimo. Joaquín me dijo '¡eh!, yo tiro el cuarto'. Y confié. Si viene y me dice que lo quiere tirar, pues ¡ole sus cojones! ¡Los penaltis también los para otro que tiene 20 años!
P. ¿Por qué no dejó jugar a Raúl si estaba listo y con las botas puestas?
R. Porque estaba seguro de que si salía al campo y hacía un gesto descontrolado, se rompía. No estaba al cien por cien. Se había matado para estar en ese partido y le jodió no jugar. Pero se habría roto.
P. ¿Qué opina de los finalistas?
R. Si Francia y Argentina se llegan a enfrentar a Alemania y Brasil en las semifinales, les ganan. Pero Alemania y Brasil han sido muy respetadas por todos los estamentos. No les han perjudicado en ninguna jugada. Como el penalti que nos pitaron contra Irlanda, el de Hierro. En el minuto 89, que el árbitro te señale un penalti por un forcejeo, es muy raro. Cosas como esas me hacen desconfiar. Fue una vergüenza.
P. ¿Tanto impresionó el arbitraje a los jugadores?
R. Todo el mundo sabía que el árbitro podía echar una mano a Corea, pero no que fuera tan descarado. Sobre todo porque en el descanso les dijeron: 'Cuidado que te has tragado tres fueras de juego'. Y cuando llegas a una prórroga y todo el mundo te pide explicaciones, tú, como linier, dices: '¡Hostia, me estoy pasando!'. Sin embargo, llegó la prórroga y... ¡fue peor!.
P. Suena a excusa.
R. No intento justificarme. Yo hice lo que pude y el equipo dio la cara. Quedamos quintos y nos echaron. Desgraciadamente para el fútbol español, porque nunca estuvo tan cerca del campeón. Junto con Brasil, fuimos los únicos que ganamos los tres primeros partidos. Lo que está claro es que de los cuartofinalistas fuimos a los únicos que nos perjudicaron. Cuando me enteré que nos designaron a Ghandour... Cuando supe el nombre del árbitro y de los líneas... No es normal que nombren a un tío que no está acostumbrado a pitar partidos trascendentes, y que sea el mismo que nos pitó contra Paraguay. Los días de descanso que se daban tampoco eran lógicos. En los cuartos y en los octavos la organización funcionaba al revés.
P. ¿Por qué?
R. Por muchas cosas. No puedes ir a entrenarte un día con el campo mojado y que a la hora de jugar esté seco, como contra Irlanda. Yo, en la víspera, hago un simulacro, para ver cómo bota el balón, cómo va. Para eso se hace el entrenamiento en el campo. Para ver las condiciones. No es lo mismo un jugador como Joaquín con campo seco que mojado. Joaquín te hace la bicicleta y se te va si el campo está mojado. Si está seco, con la hierba un poco alta, la pelota se te queda. Yo a Ronaldo lo he visto caerse varias veces porque el balón se le quedaba atrás. El día de Corea nos entrenamos con el campo seco y el día del partido lo regaron. A Corea le benefició. El balón se te va un poco en el control y, si te presionan como presionan los coreanos, te lo quitan.
P. ¿Esto afectaba tanto a su forma de plantear los partidos?
R. No, pero son cosas ilógicas dentro de la FIFA. Un día en un entrenamiento previo nos pusieron los altavoces tan altos que no se oía lo que les decía a los jugadores. ¡O que entren al vestuario a pedirte la acreditación antes de un partido! Es ilógico que yo intente hacer jugar a un jugador que no esté acreditado. Es una locura. Un día entró un coreano al vestuario y todos nos quedamos sorprendidos. ¿A dónde va este tío? ¿Quiere un autógrafo? No, quiere ver la acreditación de todos los jugadores ¡40 minutos antes de un partido, cuando todos están pendientes de jugar! ¡Por cojones! ¡Que se vaya a tomar por culo! Quería ver la acreditación de uno. Y lee, fulano de tal. Luego Raúl ¡Raúl González! ¿Pero no ven que es la expedición de España? Eso no es culpa de los coreanos. Es culpa de quien organiza el Mundial.
P. ¿Finalmente le sirvió de mucho la presencia de Javier Lozano, el seleccionador de fútbol-sala, en el Mundial?
R. Lozano fue al Mundial como invitado. Es campeón del mundo y de Europa y le dije que si se quería venir con nosotros. Me dijo que encantado de la vida. Y ha estado viendo el Mundial desde dentro pero nunca tuvo que trabajar para la Federación. Todo el trabajo técnico lo han hecho Nieto y Fraile. Van 2.000 invitados, ¿por qué no va a ir un tío que es santo y seña en la Federación? Lo mismo pasa al revés. Yo puedo ir a ver el Mundial de fútbol-sala.
P. ¿No tiene mono de entrenar en un club?
R. A los dos meses de estar aquí y ver que no entrenaba todos los días ya tenía mono.
P. ¿Tras la retirada de Hierro, ya piensa en cómo formar la defensa para la Eurocopa de 2000?
R. Es el puesto en el que más lesionados he tenido. Nadal, Marcelino, Sergio, Abelardo, César, Unai... Ahora Helguera tiene todas las condiciones para jugar donde quiera, para suceder a Hierro. Menos mal que no le pegó a Ghandour, porque si le pegaba seguro que le metían un paquete. No jugaba en años.
P. ¿Entonces, usted seguirá?
R. El tiempo lo cura todo. Tiempo al tiempo. La gente pretende que diga que me quedo o no me quedo. Lo diré cuando crea conveniente. Ni antes ni después. Si me voy... ¡Anda que no hay clubes en el mundo! Yo no me corto. El mundo no se termina en la selección. Si me quedo, igual llega el Europeo de Portugal y todavía no digo nada. O anuncio algo mañana. ¡Si me voy, igual me ubicas en el Cieza, que es el equipo de mi pueblo!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.