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Fomento incumple los plazos para convertir en autovía la N-II entre Lleida y Barcelona

La conversión en autovía de la N-II entre Lleida y Barcelona, proyecto que acumula casi 11 años de retrasos inexplicables y un dramático historial de accidentes mortales, lleva camino de eternizarse porque el Ministerio de Fomento, responsable de las obras, es incapaz de cumplir los plazos. Mientras tanto, miles de automovilistas sufren verdaderas penalidades debido a las retenciones kilométricas que se originan y a la elevada peligrosidad de la vía, por la que circulan más de 20.000 vehículos diarios, especialmente grandes camiones. Fomento acaba de admitir la enésima demora en las obras del último tramo pendiente de construcción entre la variante de Cervera y Santa Maria del Camí.

Hace apenas un año, en el acto de colocación de la primera piedra, el ministro Francisco Álvarez Cascos no sólo anunció que los tres primeros kilómetros hasta Vergós estarían en servicio durante la pasada primavera, sino que prometió que la autovía estaría acabada a final de 2003 o principios de 2004. Es obvio que el objetivo difícilmente podría alcanzarse si no fuera porque en esas fechas están previstas las elecciones generales y es lógico pensar que el Gobierno del PP imprimirá mayor ritmo a las obras para poder presentar la autovía como un logro de esta legislatura.

En la actualidad se está trabajando en el tramo inacabado, de 21,8 kilómetros, entre la variante de Cervera y Santa Maria del Camí. La ronda que circunvala la capital de la Segarra, en servicio desde febrero de 2000, finaliza en una complicada rotonda en la que confluyen el incompleto Eix Transversal y la vía que va a Guissona. Desde este punto hasta la conexión con la N-II los vehículos circulan provisionalmente dos kilómetros por una carretera local estrecha, con muchas curvas y una pendiente pronunciada de elevada conflictividad, sobre todo para los camiones de gran tonelaje, que prefieren seguir utilizando el antiguo trazado para evitar sobresaltos.

Punto conflictivo

El director de Carreteras, Antonio Alonso ha reconocido que la apertura del tramo entre Cervera y Vergós, que acabaría con esta situación provisional, se retrasará hasta finales de verano. Alonso afirma que el retraso se debe a las intensas heladas que se registraron en la provincia de Lleida el pasado diciembre, que obligaron a paralizar las obras, y a otros problemas técnicos relacionados con el paso por la zona de un gaseoducto y de diversas líneas eléctricas y telefónicas.

La polémica carretera, conocida como la autovía de la vergüenza, es uno de los puntos más conflictivos de la red viaria catalana. Su estado actual, con un solo carril en la mayor parte del trazado y numerosas curvas que impiden los adelantamientos, causa retenciones a todas horas, especialmente los fines de semana y en vacaciones. Desde que se iniciaron las primeras obras, a finales de los años ochenta, cerca de un centenar de automovilistas ha muerto en esta carretera. Hace un año, los familiares de algunas víctimas denunciaron a Fomento por presunta negligencia.

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Esta autovía, la única alternativa gratuita para viajar entre Lleida y Barcelona, debería llevar años acabada, pero las obras quedaron encalladas en 1994 por un recurso judicial presentado por una plataforma de empresarios, ecologistas y ayuntamientos de la zona contra la opción aprobada por el anterior Gobierno socialista, que preveía construir la carretera por el norte de la actual N-II.

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