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'De no ser lo que soy, sería periodista'

No lo dijo hasta el final de la visita, pero la verdad es que venía apuntando maneras desde que entró por la puerta. 'De no ser lo que soy...', dijo el Príncipe de pronto, sin que nadie se lo preguntara, como queriendo confesar algo que no había contado antes, '...sería periodista'. Incluso una vez, continuó contando, se llegó a plantear muy seriamente la posibilidad de escribir análisis políticos. Fue durante su estancia en la universidad, y a instancias de uno de sus profesores, el catedrático Antonio Remiro Brotons. Tanto le seducía la idea de escribir sobre el mundo árabe o Iberoamérica que incluso planeó hacerlo embozado bajo un seudónimo. Aunque al final lo descartó por poco oportuno, ayer se vio que al príncipe Felipe le sigue gustando el gremio.

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Y se notó por dos cosas. De doce a dos, durante la visita a la redacción, el hijo del Rey preguntó sin rigidez todo lo que no sabía sobre el funcionamiento del periódico, desde los detalles más pequeños -¿a qué hora cerráis? ¿por qué unos periodistas lleváis corbata y otros no?- hasta los que traen de cabeza a los teóricos del asunto -¿de qué forma está afectando Internet a la prensa escrita? ¿qué momento atraviesa la profesión en España?-. De dos a cuatro, en cambio, su curiosidad por lo que no sabía se convirtió en una buena capacidad de análisis sobre aquello que sí demostró conocer profundamente.

Durante el almuerzo que compartió con la dirección del periódico, el príncipe Felipe demostró que, en su caso, las vísperas no están siendo sinónimo de vacaciones. Contestó a todo lo que se le preguntó, y la impresión que dejó es que no lo hacía de oídas, ya hablara de la crisis de Oriente Próximo, la política de Estados Unidos después del 11-S o el futuro de la monarquía en una Europa cada vez más federal. También habló de sí mismo. Sin esconderse, comprendió el interés de la opinión pública por sus planes de matrimonio y admitió que, entre sus obligaciones, se incluye la de dar continuidad a la dinastía.

Además de la curiosidad y la información -atributos imprescindibles de un buen periodista-, el príncipe Felipe demostró ayer en EL PAÍS que posee un don de gentes heredado de su padre. Durante el cóctel que se celebró en las rotativas, aceptó algunas críticas sobre su nueva casa. 'Hay que tener en cuenta', dijo, 'que los muebles pertenecen al Patrimonio, pero ya la iré cambiando a mi gusto conforme vaya viviendo en ella'.

Habló de la última película de Mel Gibson y del Atlético de Madrid. Se tomó una cerveza y rió de buena gana bajo un inconfundible olor a tinta fresca. Dio la impresión de que hubiera sido un buen periodista de no haber nacido con las primeras líneas de su crónica ya escritas.

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