Desorden
Resulta curioso, cuando no paradójico, que un partido tan de orden y de derechas, por mucho que se diga de centro, como el Partido Popular -más aún si cabe en el Ayuntamiento de Madrid- tenga sumida a la capital de España en un desorden tan absoluto.
Aceras rotas y sucias; zonas verdes descuidadas y apenas conservadas; proliferación de obras en la vía pública; indisciplina urbanística; caos circulatorio; automóviles mal aparcados en las esquinas, en los pasos de peatones, en doble e incluso triple fila; contaminación del aire y acústica, etcétera.
Definitivamente, Madrid es una ciudad anárquica.
Pero, claro está, no en el buen sentido de la palabra, sino en el peor de todos los posibles.
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