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53 ancianos han muerto solos en sus domicilios en lo que va de año

132.000 mayores de 65 años viven solos, pero únicamente 10.000 cuentan con teleasistencia

La soledad se ha cobrado una nueva vida. El lunes por la noche, los bomberos encontraron muerta a una mujer de 82 años en su casa del distrito de Villaverde. Estaba tirada en el suelo, sin vida, debajo de una mesa. Allí llevaba varios días, pero nadie se enteró hasta el lunes porque la octogenaria vivía sola, como lo hacen otros 132.595 mayores de 65 años en la capital. En lo que va de año han muerto en soledad 53 ancianos en Madrid. Sólo 10.000 tienen el servicio de teleasistencia del Ayuntamiento, que les garantiza atención inmediata durante las 24 horas del día. Pero este servicio está restringido a los ancianos que no tienen sus capacidades mentales, orales o auditivas mermadas.

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Aurora G. tenía 82 años. Era viuda de un carpintero desde hacía una década. Uno de sus vecinos contaba ayer que era una mujer muy activa y alegre, que salía mucho con un grupo de amigos. Sus dos hijos iban a verla casi todos los días. Siempre le decían que se fuera a vivir con alguno de ellos, pero Aurora quiso hacer su propia vida, sin depender de nadie.

La semana pasada fue al hospital Doce de Octubre porque se sintió indispuesta, pero los médicos no le detectaron ninguna dolencia. El lunes hacía dos días que sus hijos no sabían nada de ella. La llamaron por teléfono, pero comunicaba continuamente. Los bomberos la encontraron esa noche tendida en el salón de su piso de la avenida de Espinela, con el teléfono en la mano. Los vecinos llevaban varios días sin ver a Aurora, pese a que tenía encendidas las luces de su casa.

En Madrid viven 601.739 mayores de 65 años. De ellos, 132.595 viven solos, y la gran mayoría (81%) son mujeres. Son los datos más recientes de la Concejalía de Servicios Sociales, que también da otra cifra: 53 ancianos han muerto solos en sus domicilios de la capital en lo que va de año. Durante todo el año pasado fallecieron 72 personas en estas mismas circunstancias.

El Ayuntamiento presta, por poco dinero, un servicio de teleasistencia a los ancianos que lo solicitan. Pero sólo atiende a 10.000 mayores, el 7,5% de las personas que no tienen en casa a nadie con quien contar. A los usuarios de este servicio la concejalía les da una pulsera o collar con un dispositivo para que lo pulsen si necesiten ayuda urgente. A través de esa línea telefónica, Servicios Sociales puede saber si el anciano se ha caído o si tiene algún problema grave.

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Capacidad física y psíquica

Pero no todos los ancianos son capaces de expresar lo que les pasa. Por eso, la teleasistencia sólo atiende a los mayores que cuentan con 'la capacidad física y psíquica suficiente para la correcta utilización del servicio', según fuentes municipales. 'Dado que la utilización del sistema requiere una cierta capacidad de comprensión, discernimiento y comunicación verbal, no podrán ser beneficiarias las personas con enfermedades mentales, incluidas las demencias, o con deficiencias notorias de audición y expresión oral', añaden esas mismas fuentes. Eso quiere decir que los que no cumplan estos requisitos no pueden recibir el servicio.

Eso sí, el Ayuntamiento les puede atender de otra forma. Existen los programas de ayuda a domicilio, que proporcionan apoyo y cuidado personal y doméstico a los ancianos. Los trabajadores sociales acuden a sus viviendas a asearles, a limpiar la casa, a preparales comida..., pero nunca permanecen con ellos las 24 horas. Datos de 2001 proporcionados por el grupo municipal de IU muestran que más del 10% de los ancianos que viven en Madrid tiene problemas de autonomía personal, lo que les convierte en personas dependientes. IU señala además que el 35% de los mayores de la región presenta un estado de salud regular, y otro 10%, malo o muy malo.

El Ayuntamiento tiene censados a todos los mayores de 65 años, incluidos los que viven solos. Para que sepan que con el dispositivo de teleasistencia se pueden sentir menos solos, Servicios Sociales ha organizado campañas a través de la prensa y en centros de mayores.

Cada distrito tiene al menos un centro de la concejalía para que el interesado acuda a solicitar ese servicio municipal. Pero nunca, según fuentes de la concejalía, ha llamado puerta a puerta a los que viven en soledad para que sepan que sólo con una pulsera o un collar pueden salir de su aislamiento en pocos minutos.

Para evitar que vuelvan a morir ancianos en soledad, Servicios Sociales pide a todos aquellos vecinos que conozcan a mayores que están sin atender que informen a los servicios sociales de su junta de distrito.

Un botón para evitar la soledad

El servicio de teleasistencia del Ayuntamiento de Madrid está destinado a ancianos que viven solos o que pasan mucho tiempo en soledad. El Consistorio les da una pulsera o un collar con un dispositivo que deben llevar siempre encima. Cuando tienen un problema, sólo tienen que apretar un botón y acudirá un servicio de urgencia a sus casas. Una vez que el anciano pulsa el botón, en la pantalla del ordenador de la central donde quedan registradas las llamadas aparecen todas las características del usuario: historial médico, lugar de residencia, dónde localizar a sus familiares y las circunstancias sociales en las que vive. Pero los mayores no sólo pulsan ese dispositivo cuando tienen alguna urgencia. A veces sólo necesitan compañía o alguien con quien hablar. Detrás del teléfono siempre hay alguien que les intenta consolar. Los más de 600.000 ancianos que viven en la capital -132.000 habitan solos- también tienen la protección de organizaciones no gubernamentales (ONG). Solidarios es una de ellas, que atiende a casi 700 personas. Uno de sus programas consiste en localizar a estudiantes con pocos recursos económicos y dispuestos a hacer compañía a los anciano. En Madrid hay 160 mayores de 65 años que conviven con otros tantos estudiantes. Éstos no pagan vivienda, y los mayores se encuentran acompañados, aunque no sea durante las 24 horas. Otro programa de Solidarios es la atención a domicilio. Unos 500 ancianos están adscritos a este plan. Los voluntarios se acercan hasta sus casas de forma gratuita para ayudarles a limpiarse, hacerles la compra o simplemente para darles algo de compañía. Cristóbal Sánchez, responsable de Voluntariado de esta ONG, cuenta que muchos de los mayores a los que atiende la organización están en un situación muy dramática. 'Todos los días vemos casos de ceguera, de artrosis, personas con escasos recursos económicos, con viviendas que no están habilitadas para su situación... Los voluntarios detectan estas carencias, son como vigías que nos alertan para que controlemos estos problemas'. Algunos reciben la visita de un voluntario una vez a la semana. Otros, los casos más graves, tienen compañía cuatro días de siete. Pero ¿qué pasa el resto del tiempo? Sánchez cuenta que cuando se produce una nueva muerte en soledad de un anciano, sus teléfonos recogen el doble de llamadas de lo habitual: quienes llaman son mayores que temen que les pase lo mismo.

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