Tres propuestas sugerentes
Un cubo, un poliedro y una serie de volúmenes en estratos son la base de las sugerentes propuestas que han presentado los equipos de los arquitectos Herzog y De Meuron, Vázquez Consuegra y Navarro Baldeweg, respectivamente, para el futuro Palacio de la Música y las Artes Escénicas de Vitoria. Todos ellos explicaron ayer en el auditorio del Artium al jurado presidido por Manuel de las Casas, que al cierre de esta edición no había decidido el nombre del ganador,las características de la que quiere ser obra emblemática de la capital alavesa de este primer decenio del siglo XXI.
Primero presentó su solución el equipo suizo, el único que no acudía a la cita con la maqueta correspondiente. La policía obligó en el aeropuerto de Basilea a Jacques Herzog y Harry Gugger (otro de los arquitectos del estudio) a desmontar la maqueta. Pese a ello, su presentación aclaró las características principales de su propuesta.
En lo que es una característica común con los otros dos trabajos, Herzog ha preparado una construcción que se imbrica en la nueva Vitoria que se creará con el soterramiento de las vías del ferrocarril. A partir de esta operación urbanística, surge con definición ese jardín longitudinal al Oeste que comienza en la Florida y concluye en El Prado. El edificio ocuparía un lugar estratégico en este recorrido, con una ocupación menor del solar elegido, y una atención respetuosa al palacio de Zulueta, la sede de la Fundación Sancho el Sabio.
El equipo de Herzog parte del cubo como volumen básico, que se ha partido parcialmente en su base, y se ha vaciado y rellenado con una estructura en forma de cruz, dicho en pocas palabras. Las referencias de esta distribución interior hay que rastrearlas en el Fiestspielhaus de Bayreuth y en la Scala de Milán, tal y como señaló Harry Gugger: el primer edificio, en cuanto a la configuración en forma de cruz; el segundo, como referencia para el auditorio que mantiene distintas disposiciones según sea para el disfrute de orquestas sinfónicas, ópera o teatro.
Esta enorme construcción de 2.000 metros cuadrados de base y 51 metros de alto cuenta con ocho alturas, por las que se van distribuyendo las distintas instalaciones prescritas en el pliego de condiciones. La primera planta se ha establecido como un lugar de uso público, además de otros equipamientos para los artistas, las salas de ensayo y la sala de cámara. Está dispuesto que el público acceda por el segundo piso y en las siguientes plantas se han ido ubicando el patio de butacas, las zonas de espera general y privadas, la cafetería o la gran terraza exterior en el último piso.
Uno de los ingredientes más atractivos es la solución que se ha buscado para el auditorio que, a partir de un corte horizontal en la zona baja del cubo, provoca que éste flote en el aire. Esta circunstancia ha llevado a que la entrada de los camiones que portan las escenografías y otros materiales de los espectáculos accedan por ascensor hasta el escenario.
A la hora de hablar de los materiales, el equipo de Herzog hizo referencia a sus aportaciones en la nueva Tate Gallery de Londres, el Centro de Investigación Roche de Basilea o el nuevo estadio de Múnich: vidrio, policarbonato, impresión de imágenes en la fachada,... todo lo que colabore en la construcción de lo que pretenden que sea una escultura pública, donde el acceso al edificio se plantea como una aventura. El presupuesto de este proyecto asciende a 27,46 millones de euros.
Juan Navarro Baldeweg, por su parte, ha considerado que el edificio se presenta como una intersección de flujos de energía, que proceden de la ciudad, del propio programa del edificio (un teatro, con sus diferentes escalas) y la construcción de la obra por las manos del hombre. En cuanto a su presencia en la ciudad, el arquitecto santanderino considera que el Palacio será para la nueva Vitoria como la Plaza de España lo fue para su casco antiguo: el núcleo representativo, rodeado de varias tangentes: los distintos paseos, con La Senda en primer lugar. El teatro aporta el atractivo de su configuración con distintas escalas, que permite un juego muy dispar con las dimensiones, además de que ofrece la posibilidad de miradas no al horizonte, sino al cielo, con aberturas transparentes en la cubierta. A partir de esta ubicación y este concepto abierto del edificio, el equipo de Navarro Baldeweg comenzó a trabajar con formas flexibles, que concluyen en un poliedro de base hexagonal irregular que tendría su entrada por La Senda. El acceso se hará por distintos senderos que confluyen en el vestíbulo del edificio.
Escala
'Es muy importante la relación de escala entre la arquitectura natural de estos paseos con la del nuevo edificio', explicó ayer el autor, quien destacó el aprovechamiento de los espacios para que tanto el gran auditorio como la sala de cámara usen servicios y vestíbulos comunes.
La piel será entera de cristal opaco y transparente y contará con un umbráculo que dialoga con la fronta de los jardines cercanos. Esta sobrepiel responde al interés por la arquitectura 'en cursiva' que viene practicando Navarro Baldeweg desde los años 70 y que convive con la arquitectura racional heredera del movimiento moderno. 'Son estructuras libres de todo contenido, de cualquier necesidad', explicó ayer el autor de los museos de Altamira o de Atapuerca. Su presupuesto suma 34,5 millones de euros.
En último lugar, le tocó exponer su proyecto a Guillermo Vázquez Consuegra. El autor del Museo de la Ilustración de Valencia o del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico en La Cartuja sevillana presentó un edifico que trata de generar un nuevo espacio público en la capital alavesa.El suyo es un diseño que ofrece una volumetría organizada a base de estratos superpuestos, de distintas geometrías en función de las necesidades de los espacios.
El acceso se realizará por una plaza abierta, ajardinada, que se va adentrando en edificio bajo una cubierta volada. 'Un auditorio debe ser un organismo vivo que genere relación con la ciudad, de ahí que no sólo esta entrada, sino que parte de la planta baja está diseñada para actividades al aire libre', explicó Vázquez Consuegra.
Aquí se ha contado con que el escenario esté en la cota 0, mientras que la entrada a la platea se ha situado en el primer piso. La sala de cámara se ha ubicado en un espacio subterráneo, con lo que se ha dotado de un carácter preeminente al vestíbulo que, gracias a ese juego geométrico, presenta distintas alturas con grandes entradas de luz. Vázquez Consuegra cifra en 21,28 millones de euros el presupuesto de su propuesta.
APUNTES
El Palacio de Zulueta, sede de la Fundación Sancho el Sabio, es un vecino agradecido. Así se desprende de las palabras con las que los responsables de los tres proyectos hablaron ayer de este edificio decimonónico. En todas las soluciones, el palacio figura tratado con respetuosidad e integrado en la nueva construcción.
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