Amigos que regalan la vida

A las 12.15 el sol abrasa Sevilla. En ese momento, Juan Francisco López, de 24 años, estudiante de Físicas, y Lucas Mancheño, de 18, alumno de Estadística, animan y empujan amistosamente al amigo (del que no dan su nombre; él también lo oculta) hasta la puerta del Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS) para que se haga donante. 'Venga, hombre, no seas miedica, que no te va a pasar nada'. 'Si sólo es un momento...', le dicen, para convencerle. Pero el amigo, asustado, se les escurre en la misma puerta del centro médico y les grita que les espera en el bar de la esquina. El anónimo universitario le tiene miedo a la aguja. 'Se le ponen los pelos de punta en cuanto alguien le habla de pincharse...', le disculpa su amigo López, que, él sí, es ya un veterano donante. López comenta que ha conseguido ya, en apenas cuatro años, que cerca de 20 personas se hicieran donantes de sangre. Familiares y compañeros de estudios están entre ellos. Y su colega Mancheño, que es la segunda vez que viene y dice sentirse 'contento'.

Donar sangre es sencillo y apenas dura 20 minutos el proceso. En la recepción se toman los datos de quien se acerca a donar y, si se es veterano, la recepcionista se limita a pedir el carnet de donante. A continuación hay que hablar con el médico. 'Todo el mundo que esté sano sirve para donar sangre. Sólo hay que tener más de 18 años y menos de 65', aclara José Jarana, el facultativo que está esta mañana de guardia. No es necesario acudir en ayunas.

De los dos amigos, López pasa primero al despacho del médico; detrás irá Mancheño. Ambos salvan sin problemas los trámites. Jarana les toma la tensión y les hace algunas preguntas de carácter general, como, por ejemplo, si han estado enfermos últimamente. 'Estadísticamente no rechazamos a más de un 10% de las personas que acuden a donar', precisa el médico. ¿Causas? 'En un 60%, por tener la hemoglobina muy baja. Luego hay otras razones como estar padeciendo un proceso gripal o de alergia; o por tener la tensión baja'.

La enfermera comprueba con un suave pinchazo en un dedo la tasa de hemoglobina o, lo que es lo mismo, el nivel de hierro en su sangre. Es el tercer paso. Luego Ana Román, la enfermera, les coloca en el brazo a Mancheño y a López el catéter con el que les extraerán medio litro de sangre. Una operación que apenas dura 10 minutos y siempre, según, Román, 'sin la menor novedad'.

Todo el material empleado con cada donante está esterilizado y viene en una bolsa herméticamente cerrada. Es desechable; una vez utilizado, se elimina. Así pues, la posibilidad de contagio o de contraer alguna enfermedad es imposible.

López y Mancheño han concluido de donar sangre y reponen, en una salita adyacente, sus fuerzas: toman un refresco y un bollo. Antes de salir a la calle y de ir a buscar a su amigo -'al que se intentaremos, una vez más convencer', dicen a un tiempo- comentan que 'donar sangre', es para ellos, 'como regalar vida'.

En el CRTS ha habido cola para donar sangre esta mañana. Esto no evita, sin embargo, que Andalucía siga siendo, con 32 donaciones por millar de habitantes, una de las comunidades que menos donantes tiene en España.