_
_
_
_
Reportaje:

El difícil destino de una dinastía

Varios de los miembros del clan Agnelli han desaparecido prematuramente

La historia de Fiat está ligada estrechamente a la de la familia de su fundador, Giovanni Agnelli, hijo de unos terratenientes agrarios del Piamonte, en el norte de Italia, que creó la fábrica de automóviles italiana en 1899. Con los años y la fortuna económica, el tronco familiar se fue haciendo más frondoso y la familia cobró las dimensiones de una verdadera dinastía. Los Agnelli, mil veces comparados con los Kennedy americanos, por distinción, poder e incluso por haber sido marcados por la tragedia, se convirtieron con el tiempo en la familia más importante de Italia, la verdadera casa real de una república que ha visto siempre con un deje de envidia los fastos de las monarquías europeas.

Los Agnelli, mil veces comparados con los Kennedy americanos, se convirtieron con el tiempo en la 'casa real' de la República Italiana
La muerte del hermano, del hijo y del nieto del 'Avvocato' han llevado a que el actual heredero ya no se llame Agnelli de primer apellido
Más información
¿La última crisis de Fiat?

Pero el destino ha sido cruel con la 'única institución sólida de Italia', como la definió certeramente uno de los estudiosos del fenómeno, Giancarlo Galli. Varios de los miembros del clan han desaparecido prematuramente de la escena arrebatados por enfermedades fulminantes o accidentes. El padre de Gianni y Umberto Agnelli, Edoardo, falleció en un accidente absurdo, a los 43 años de edad. La hélice de su avión privado le golpeó fatalmente. Giorgio, hermano menor del Avvocato, de carácter inestable, murió prematuramente, a los 36 años edad. Y entre los dos hermanos supervivientes, Giovanni, el actual presidente honorario del grupo, y Umberto, que preside la financiera de la familia, ha habido durante años rivalidades y problemas. El imperio económico de los Agnelli ha encajado estas desgracias sin mayores problemas, salvo cuando la pérdida ha afectado directamente a la supervivencia del control dinástico sobre el grupo; es decir, cuando se ha enfrentado a problemas de sucesión.

Fracasada la posibilidad de que Umberto, hermano menor del patriarca Gianni Agnelli, pudiera tomar las riendas del grupo, por profundas desavenencias con Mediobanca, accionista de Fiat, los restantes herederos naturales han sido golpeados uno tras otro por la desgracia.

Un golpe emocional

La primera y fundamental pérdida fue la de Edoardo Agnelli, el único hijo del Avvocato, nacido en 1954 y teóricamente destinado a relevar al padre al frente del negocio. Edoardo demostró, sin embargo, una falta total de aptitudes para un cargo que requiere nervios de acero y ciertas dotes predadoras. Su suicidio, en noviembre de 2000, fue un golpe emocional para la familia, encajado con demoledora frialdad por el patriarca, pero no una pérdida para el grupo, que se había visto privado, tres años antes, del heredero natural, Giovanni Alberto Agnelli.

Giovannino, hijo de Umberto y dotado de todas las cualidades necesarias para presidir la Fiat, fue víctima de un cáncer fulminante, apenas superada la treintena, obligando a la familia a buscar un nuevo sucesor. El elegido fue John Elkann, hijo mayor de Margarita, hermana de Edoardo Agnelli, nieto del Avvocato que ni siquiera lleva ya en primer término el apellido de la dinastía. Tampoco el imperio es ya lo que era.

La evolución del mundo y el destino han ido limitando el poder de esta dinastía. Primero fueron las escaramuzas con Mediobanca, el poderoso banco de negocios milanés que ha gobernado el capitalismo italiano durante medio siglo, e intentó imponer su ley a Fiat, controlando el grupo gracias a un pacto de sindicatos. Por último, el poder emergente de otros negocios, como las telecomunicaciones o Internet que han dado un vuelco a las finanzas tradicionales en todo el mundo y la propia crisis del grupo, que ha hecho trizas el equilibrio de fuerzas en el panorama del capitalismo italiano. El grupo Fiat, que en 1995 representaba por sí solo el 12% del valor de la Bolsa de Milán, hoy sólo significa el 1,4% del capital de Piazza Affari. El poder enorme de los Agnelli ha perdido brillo, hasta el punto de que los empresarios italianos eligieron hace un par de años como presidente de la patronal al candidato que no apoyaba Agnelli.

Toda una metáfora de los tiempos que corren. Tiempos difíciles para las dinastías industriales, especialmente para las dedicadas al sector del automóvil donde la política de concentración de empresas ha hecho más dura la competencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_