Oposiciones en Castilla y León

Soy profesor de música en un instituto de Salamanca, y este año he decidido presentarme a las oposiciones de Historia de la Música en el Conservatorio, ya que la Junta de Castilla y León ha convocado dos plazas. Al ser funcionario de la Junta en un cuerpo del mismo nivel, pensé que iba a tener algún tipo de oposición restringida, pero no ha sido así. No me quejo, porque las oposiciones restringidas me parecen injustas, y además he disfrutado repasando temas que tenía muy olvidados.

Pero cuál no sería mi sorpresa cuando la semana pasada, al publicar la Junta la composición de los tribunales que van a examinarnos, descubro que están formados ¡por profesores de música de institutos! O sea, que yo mismo podía estar en el tribunal juzgándome a mí mismo... Para colmo de esperpento, la persona que probablemente va a presidir el tribunal que me va a juzgar a mí fue a su vez aprobada por mí hace dos años, cuando me correspondió estar en los tribunales de las oposiciones de secundaria. En fin, que la cosa es casi incestuosa.

Pero no termina ahí el dislate: pasmado por semejante noticia, se me ocurre llamar a unos compañeros de Ávila, todos profesores de instituto, para comunicarles lo surrealista de mi situación, y hete aquí que unos han sido convocados para ser tribunales en las pruebas de trombón, otros en las de trompeta, etcétera.

En fin, parece que a los profesores que van a dar clase en el Conservatorio los puede elegir cualquiera. Traer especialistas de fuera de nuestra autonomía (que los hay, y muy buenos) es muy caro o incorrecto políticamente en este maravilloso Estado de las Autonomías que nos hemos labrado... Lástima que al menos a los consejeros de Educación no los podamos exportar de algún lugar más civilizado.