De la Rosa, tampoco con motor nuevo
De poco, más bien de nada, valió que la escudería Jaguar estrenara ayer en Montreal su nuevo motor Cosworth. Como mucho, sirvió para retrasar en lo posible la retirada de sus dos pilotos, el norirlandés Eddie Irvine y el español Pedro Martínez de la Rosa. La escudería inglesa, en la que Ford ha invertido una considerable cantidad de capital, vive una etapa lúgubre. El reto de acercarse a los grandes, o al menos a Renault, que ocupa una especie de segundo escalón en el ránking -aunque lejos de Ferrari, Williams o McLaren- está muerto y enterrado.
Se las prometía felices el equipo con su nuevo motor, que había llevado a Irvine al puesto 14º en la parrilla de salida, su mejor clasificación de este año, y a De la Rosa dos puestos más atrás. Pero bastó una vuelta para que la felicidad volara por los aires. De la Rosa tuvo que visitar el box en ese recorrido inicial tras irse contra un muro al ser desplazado por el escocés Allan McNish (Toyota). Regresó a la carrera, lógicamente en la última posición, pero en la vuelta 29, el motor de su vehículo dijo basta y le dejó clavado a un lado del asfalto. Doce vueltas después, era Irvine el que emprendía el camino de los boxes, y lo hacía también a pie, mientras su coche se quedaba aparcado en la hierba.
De los ocho grandes premios disputados, De la Rosa ha abandonado en cuatro, siempre por problemas en el motor de su Jaguar. De momento, la escudería que dirige Niki Lauda sólo ha podido superar sus limitaciones en el Gran Premio de Australia, cuando Irvine logró ser sexto. Pero aquella carrera, la primera del Mundial, empieza a quedar demasiado lejos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.