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COYUNTURA INTERNACIONAL
Columna
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Mundial: Micro, 1; Macro, 0

Sonsoles Castillo

Uno de los aspectos que llaman poderosamente la atención en las últimas semanas es la divergencia observada entre el tono moderadamente optimista de los datos económicos en EE UU y la continuada decepción en el comportamiento de los precios bursátiles. Mientras los indicadores de confianza empresarial, de consumo y de inversión, siguen mejorando, las bolsas se sitúan en mínimos anuales. El pesimismo micro vuelve a escena, eclipsando al optimismo macro.

¿Qué factores puede haber detrás de esta divergencia? Esta dicotomía probablemente no obedece a un único factor. Sin embargo, en estos momentos, la inversión parece ser la variable en la que centran su atención los mercados. En la actual desaceleración, la inversión no residencial ha sufrido un ajuste muy brusco, una caída muy intensa en un corto espacio temporal. De hecho, la corrección en esta desaceleración ha sido una de las más severas desde que se dispone de datos de contabilidad trimestral, esto es, desde 1948. La gran duda que planea es si, a pesar de este ajuste, sigue habiendo un exceso de capacidad en la economía estadounidense -algo que por otro lado parece haberse constatado en sectores concretos como el de telecomunicaciones- como resultado de un proceso de sobreinversión en la segunda mitad de los noventa. Esto es, la incertidumbre es si el ajuste todavía no ha terminado. En un reciente artículo, la Reserva Federal de Chicago trata de dar respuesta a esta pregunta. Tras abordar el exceso de capacidad desde cuatro perspectivas diferentes -capacidad utilizada, decisiones de inversión de las empresas, stock de capital y la tendencia reciente de la inversión- se concluye que aunque todavía existe cierto grado de sobrecapacidad éste es mínimo y, lo que es más importante, que la capacidad utilizada ha empezado a darse la vuelta y, con ello, la inversión.

Las incertidumbres microeconómicas, ligadas a las expectativas de beneficios, eclipsan el optimismo de los datos macroeconómicos

Con todo, las expectativas de los beneficios siguen siendo la clave para el despegue de la inversión. El más que notable crecimiento de la productividad, que parece ser el principal soporte para la recuperación macroeconómica, no anima a los mercados. Éstos perciben que se ha producido una ruptura de la correlación históricamente observada entre la productividad y los beneficios empresariales en los últimos años en que aquélla ha experimentado fuertes ganancias. Los datos más recientes, correspondientes al cuarto trimestre de 2001 y primer trimestre de 2002, apuntan a que esta situación se podría estar corrigiendo. Sólo una recuperación de estas expectativas de beneficios animará a la inversión, aunque probablemente ésta no logre alcanzar crecimientos similares a los observados en los últimos años.

Sonsoles Castillo es economista del Servicio de Estudios de BBVA.

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