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Reportaje:El grupo de España | El grupo de España | Mundial 2002

España, líder aritmética

Sólo Rusia y Corea del Sur o EE UU pueden clasificarse en dos partidos

España nunca hasta ahora se había clasificado para la siguiente fase de un Mundial en dos partidos. Ni siquiera lo pudo conseguir en 1950, en Brasil, oficialmente su mejor campeonato y el más similar al actual. Entonces también arrancó con dos victorias (3-1 ante Estados Unidos y 2-0 frente a Chile), pero necesitaba no perder contra Inglaterra, a la que finalmente también venció con el histórico gol de Zarra a Williams.

Un selección supersticiosa y sometida a los maleficios se ha encontrado liderando aritméticamente el torneo, pero en cierto modo aún es ninguneada. La razón es la misma en ambos casos: los rivales que le tocaron en suerte facilitan el éxito, pero reducen el prestigio de la hazaña. Por eso España todavía no ha traspasado la frontera de los Pirineos y su presencia en los medios periodísticos más importantes es escasa, si no nula. En las fases de clasificación, la tragedia prevalece sobre el éxito. Los apuros de Francia, Italia, Portugal o Argentina resultan mas estruendosos que la solvencia de España para liquidar a dos rivales incómodos, pero pequeños.

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De hecho, sólo tres selecciones tienen a su alcance igualar aritméticamente a España: Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos, incluidas en otros dos grupos inicialmente menores. Rusia lo lograría ganando hoy a Japón y el vencedor del Corea del Sur-EE UU si Polonia y Portugal saldan su enfrentamiento con un empate. Es decir, al margen de las sopresas, los grupos más sencillos son los que pueden resolverse con mayor prontitud.

España, sin embargo, ha sabido abstraerse de estos asuntos, asumir su papel y resolver los partidos más por calidad individual que por organización colectiva. Ni maravilla ni defrauda, pero ha enseñado algunas de sus armas y algunos de sus defectos. Raúl anuncia su candidatura al estrellato; Valerón, con intermitencias, ha puesto muchos ojos tras de sí; De Pedro opta al factor sorpresa. En lo contrario, la debilidad defensiva no ha pasado inadvertida a los rivales, posibles y reales.

Probablemente, España ha hecho hasta el momento lo que nunca había sabido hacer: ganar lo sencillo sin hacer mucho ruido y disfrutar de una jornada, la tercera, de refresco. Tras la victoria de Suráfrica, el primer puesto no se decidirá hasta el miércoles. Un día antes sabrá lo que le conviene al aclararse el Grupo E en la última jornada. Alemania y Camerún, que se enfrentan entre sí, e Irlanda que lo hará con la desahuciada Arabia Saudi, se juegan dos plazas y el orden de las mismas.

José Antonio Camacho sabe que la aritmética propone éxitos fugaces. Ayer, cuando celebraba su 47º cumpleaños, huyó de la euforia y dijo: 'Tan sólo hemos dado un pasito. No hemos ganado nada'. En el fondo, España ha anulado maleficios menores. Acabó con medio siglo sin ganar en su debú y consiguió por vez primera en su historia clasificarse en dos encuentros para la siguiente fase. Pero queda el más importante: la frontera de los cuartos de final, que siempre ha arruinado las esperanzas de hacer algo importante en un Mundial. Ésa es la auténtica barrera, la que le permitiría huir del silencio y pedir su ingreso en el club de honor. Sólo así prenderá entre los aficionados, tan desanimados por las sucesivas decepciones, y trasladará al equipo nacional el espíritu ganador de los grandes clubes españoles.

El orden casual, se ha invertido en un campeonato que puede dar la puntilla a una generación de futbolistas. España, salvo en la defensa, ha sabido hacer el recambio oportuno y hoy ve la televisión mientras otros hacen cálculos para huir del infierno. Todo es momentáneo, pero España ha sacado algún provecho de esta fase inversora que es siempre la primera: de ser líder en frustraciones ha pasado a ser líder estadística por primera vez desde 1934. ¿Casualidad o premonición?. El tiempo lo dirá.

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