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La tensión en Cachemira centra la cita euroasiática en Madrid

Las tensiones entre India y Pakistán, que 'tienen implicaciones para toda la región e incluso más amplias', centraron ayer el interés de la IV cumbre de ministros de Exteriores de ASEM, que exigió a Islamabad 'nuevas medidas urgentes' para poner coto al terrorismo cachemir activo en India. Ninguno de los dos países implicados en este conflicto es miembro de ASEM (Asia-Europe Meeting), el foro de diálogo euroasiático que engloba a los Quince y a diez países del Extremo Oriente.

China, Japón, Indonesia, Corea, Filipinas, Tailandia, Malaisia, Singapur, Vietnam y Brunei se oponen al ingreso en ASEM de los vecinos conflictivos para que sus querellas no dominen el foro, como el conflicto israelo-palestino condiciona el desarrollo del diálogo euromediterráneo. Pero la realidad vuelve inútiles esos esfuerzos.

El conflicto indo-paquistaní dominó, en efecto, la cumbre de ayer, la primera que hace declaraciones políticas, y sus trabajos preparatorios, en los que se quitó algo de virulencia a la advertencia dirigida a Islamabad. Un primer borrador incluía la mención explícita del carácter 'transfronterizo' del terrorismo cachemir.

Pasos necesarios

El texto definitivo de la declaración concluye con un llamamiento a las dos partes para que 'den los pasos necesarios a fin de diluir la tensión y revertir la actual espiral de enfrentamiento, con sus imprevisibles consecuencias'.

Otro conflicto regional abordado por la cumbre fue el de Oriente Próximo, y aquí los diez interlocutores asiáticos apoyaron plenamente los ejes de la política que trata de desarrollar la UE: apoyo pleno a la iniciativa saudí y a los trabajos del cuarteto integrado por EE UU, Rusia, la UE y la ONU; retirada total israelí de Cisjordania y Gaza y cese de la violencia por ambas partes, con la posible intervención de observadores extranjeros.

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Desde su puesta en marcha en 1996, el proceso ASEM ha avanzado poco, en efecto, por la vía de lo concreto, según reconoció ayer en su discurso inaugural el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, cuando dijo que, tras barajar una 'gran variedad' de proyectos, 'se trata ahora de aprovechar la experiencia acumulada en seis años para mejorar'.

Pero no es probable que la reunión de ayer haya contribuido a avanzar mucho. Madrid parece tener poco atractivo para los asiáticos, y la participación fue escasa. Sólo Corea, Malaisia, Singapur y Tailandia estuvieron representadas por ministros. Del lado europeo, sólo estuvieron los cancilleres de Portugal, Dinamarca y Austria, además de España. El presidente del Gobierno, José María Aznar, que no viaja a Asia desde hace casi dos años, tenía previsto inaugurar el encuentro, pero desistió. Tampoco estuvo el príncipe Felipe, que hubiera debido protagonizar la clausura. Piqué insistió en que la reunión había sido un éxito. 'Hoy hemos hecho algo que merece consideración' dijo. El viceministro chino de Exteriores, Guangya Wang, apoyó estas palabras.

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