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Crónica:Torneo de Roland Garros | TENIS
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrero y Costa conquistan París

El valenciano arrolló al ruso Safin y el leridano dominó a Corretja en dos semifinales con más presión que juego

La primera parte de su sueño se realizó ayer en París. Ni Juan Carlos Ferrero ni Albert Costa habían alcanzado nunca un estadio tan alto en un torneo del Grand Slam. Ninguno de los dos ha disputado todavía una final de las grandes. Pero lo harán mañana cuando se enfrenten en la pista central de Roland Garros para inscribir por primera vez uno de los dos nombres en el palmarés de un Grand Slam. Fue un momento especialmente brillante para el tenis español que parece haber tomado el hábito de colocar a dos de sus jugadores en la final masculina cada cuatro años. Como en 1994 y 1998.

'El sueño intentaré completarlo el domingo ganando el torneo'. Fue la reflexión casi idéntica que realizaron los dos jugadores después de ganar en las semifinales. Ferrero se impuso al ruso Marat Safin y Costa a Àlex Corretja. Ninguno de los dos fueron grandes partidos. Lo que estaba en juego era demasiado importante para los cuatro protagonistas como para olvidarse de la presión y dar lo mejor de sí mismos. Sin embargo, ganaron quienes más lo merecieron, y constataron de nuevo un dominio del tenis español en la tierra batida parisina que, en muchas ocasiones, no es muy bien acogido ni por el público ni por la organización. 'La salud de nuestro tenis es buena. La final será muy dura', señaló el de Ontinyent.

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Fue un día grande para Juan Carlos Ferrero que se enfrentó al único jugador no español de las semifinales. Para Mosquito el partido suponía un reto importante, porque Safin le había derrotado tres veces consecutivas en el año 2000. Curiosamente, las victorias del valenciano sobre el ruso habían quedado siempre en segundo plano, porque la primera se había producido en la Copa Davis cuando la eliminatoria ya estaba decidida, y la segunda en Dubai, donde Safin acabó retirándose.

'Tenía una espina clavada con él y hoy me la he quitado ya por mucho tiempo', reconoció Ferrero, de 22 años. 'Para mí ha sido un partido muy especial, porque me estaba jugando una final de Roland Garros. Pero las celebraciones no llegarán hasta el domingo, porque el objetivo final es ganar el título'. Ni Ferrero ni Safin jugaron su mejor tenis. Pero el español mantuvo, al menos un nivel de aciertos mucho más alto que el ruso, de 22 años. 'Tal vez no ha sido un gran partido, pero quiero pensar que he merecido la victoria por mi juego más que por los errores de Marat', agregó Ferrero.

La verdad es que no lo fue. Pero, básicamente, porque Safin rompió con sus errores cualquier posibilidad de ver un gran partido. El ruso conoce perfectamente a Ferrero, puesto que se formó tenísticamente en Valencia y se ha enfrentado a él muchas veces desde su etapa infantil. Tal vez por eso se atrevió a pronosticarse una victoria. 'Su juego me es cómodo. Creo que le ganaré', había dicho antes del partido. En algo tiene razón. Si logra jugar al 100% de su nivel desborda no sólo a Ferrero con su saque y sus golpes de fondo sino a cualquier jugador del mundo.

Pero eso ocurre muy pocas veces. Y ayer no fue una de ellas. Safín cometió la friolera de 78 errores no forzados en tres mangas, por sólo 44 de Ferrero. Y su porcentaje de primeros servicios no superó el 55%. Fueron aspectos determinantes. 'Lo que ha ocurrido', explicó después Antonio Martínez Cascales, entrenador del valenciano, 'es que Juan Carlos ha acabado por implantar su juego y que Safin no ha podido seguirle. Así de simple'. El ruso comenzó a ponerse nervioso, a meterse con el árbitro, a lanzar la raqueta a medida que veía como el partido se le escapaba. '¿Qué le decía a su raqueta?', le preguntaron en la conferencia de prensa. 'Cuando uno va perdiendo dos sets abajo y trata de pegar fuerte a la bola y nada le sale sólo puede tener una conversación con la raqueta', respondió. 'Estaba furioso y decepcionado. Necesitaba hacer algo porque no quería perder'.

Ver a Ferrero en la final de Roland Garros es una grata noticia. Aunque ganó el torneo de Montecarlo, el de Ontinyent las ha visto de todos los colores esta temporada: lesiones en los abductores, la rodilla, la planta del pie y, en París, del tobillo derecho el miércoles de la primera semana. 'Comencé el año fatal y aquí pensé incluso que no podría jugar el torneo. Ahora estoy en la final y es algo maravilloso', concluyó Ferrero.

El partido comenzó mal para el español, que perdió el saque en el tercer juego. Sin embargo, lo enderezó de inmediato y comenzó a desplegar toda la potencia de sus golpes, que fueron definitivos.

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