Las entradas de la discordia
Los problemas con la distribución de los boletos deja la asistencia en un 74% hasta ahora
Una empresa afincada en el Reino Unido llamada Byrom trae de cabeza a coreanos y japoneses, que están que trinan con esta firma encargada de la impresión y distribución de las entradas. El motivo no es otro que el retraso a la hora de remitir los boletos a los dos países organizadores y la caótica venta, con partidos en los que no se han podido comercializar o se ha hecho con precipitación el mismo día del choque. Byrom también ha sido acusada de no haber remitido a los países anfitriones las entradas que no ha logrado colocar en el mercado internacional. Esto ha provocado que, pese a la demanda interna, tanto en Japón como en Corea no se hayan podido comercializar todos los boletos.
Los japoneses ya han hecho sus cálculos: un déficit de 2.000 milones de yenes (alrededor de 17 millones de euros), según informaba ayer el diario nipón Yomiuri. Los desbarajustes que le achacan a Byrom han provocado que ningún estadio haya alcanzado el lleno absoluto. Incluida la jornada de ayer, el nivel de ocupación media de estos siete primeros días de campeonato alcanza el 74%. La mejor entrada se registró en la apertura, con el Francia-Senegal en Seúl, al que acudieron 62.561 espectadores (98%). 1.400 asientos se quedaron vacíos. En el bautizo de Japón no se vendieron 7.744 entradas; y en el de Corea, 7.222. El partido con menos interés fue el Paraguay-Suráfrica, en Busan, con 25.186 fieles, el 45% de la capacidad total (55.982). El España-Eslovenia ha sido el tercero con menos afluencia: 28.598 espectadores (67%).
Resulta sorprendente que el segundo con menos poder de convocatoria fuera el histórico debú mundialista de China, país fronterizo con Corea. Frente a Costa Rica, en Gwangju, la misma sede que recibió a España, sólo se congregaron 27.217. Y, según fuentes oficiales, sólo 6.000 procedían del gigante asiático. Un dato inquietante para los organizadores coreanos, que tanto empeño tenían en recibir una marea china, es que la FIFA aceptó dirigir el sorteo del pasado mes de diciembre para que China jugara en su territorio por decreto. Según publicaba en su edición de ayer The Korean Times, hasta el próximo día 13, cuando China cierra la primera fase ante Turquía, a las agencias de viajes tan sólo ha llegado un pedido de 2.800 reservas. Las autoridades surcoreanas habían calculado la visita de 90.000 turistas chinos.
Mientras que en Corea varios organismos tendrán que sufragar de forma conjunta las pérdidas por las entradas no vendidas, en Japón tendrán que cargar con ellas los gobiernos locales de las diez sedes. Ayer, Junji Ogura, vicepresidente del JAWOC y director del Mundial, exculpó al organismo que dirige de los problemas que han aparecido con las entradas y se mostró prudente a la hora de pedir una demanda contra Byrom. 'La FIFA siempre nos dijo que todas las entradas se habían vendido bien en nuestro país y nos lo creímos'. Ogura dijo haberse conmocionado al ver que no se llenaba el partido inaugural. Al igual que Yasuo Fukuda, el ministro Portavoz del Gobierno, quien afirmó: 'Hay un daño tangible, es frustrante, algunas personas no han tenido la oportunidad de asistir a los encuentros'. Para intentar paliar el escándalo, la FIFA y el comité japonés pusieron ayer a la venta 39.600 boletos para la primera fase que se pueden comprar vía Internet o por teléfono. El Comité de Corea también ha suscrito un acuerdo con Byrom para agilizar la venta. La FIFA seguirá con la comercialización por Internet y serán los organizadores los que pongan a la venta las entradas que no se agoten. Mientras coreanos y japoneses intentan solucionar el único problema serio registrado hasta la fecha, hoy pueden llevarse su primera gran alegría: las 42.122 entradas para el Argentina-Inglaterra en Sapporo estaban ayer agotadas y se cotizaban en la reventa a 2.000 dólares, unos 2.132 euros.
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