Esquirol, a mi pesar
Me parece que hay razones más que suficientes para la huelga general contra la política económica del Gobierno. Creo que los trabajadores con empleo fijo tenemos además la responsabilidad moral de ser la voz de los estamentos más vulnerables de la sociedad, que a menudo no pueden expresarse libremente: parados, trabajadores eventuales, inmigrantes sin papeles... Pero me niego en rotundo a tener que optar entre parar con los sindicatos españoles o los sindicatos vascos.
No voy a entrar a considerar si la culpa de la división sindical la tiene la prepotencia de UGT y CC OO por no contar con las demás organizaciones o si la tienen ELA y LAB por su reivindicación extemporánea de un marco vasco de relaciones laborales. No lo sé ni me importa. Lo que está claro es que el capital, vasco y español, y su cualificado representante, el señor Aznar, deben de estar frotándose las manos.
Vamos a más. En 1994, en la última huelga general de ámbito estatal, se salvó in extremis la unidad sindical en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya al aceptar UGT y CC OO cambiar la fecha de la misma. A Navarra le correspondió el dudoso honor de ser la única provincia del Estado con dos convocatorias de paro. Pero en esta ocasión ya son las cuatro provincias las que van a hacer el ridículo colectivo.
Me da igual hacer huelga el día 19, el 20, el 21 o cualquier otro. Pero sólo pararé si hay una convocatoria unitaria de todos los sindicatos por encima de sus banderas. No me voy a dejar manipular por quienes ponen mucho más interés en copar parcelas de poder que en defender los intereses de la clase trabajadora, sea vasca, española o ambas cosas a la vez. Todavía estamos a tiempo de enmendar el error. Pero si sus señorías de UGT, CC OO, ELA y LAB no llegan a un acuerdo, muy a mi pesar, me veré forzado a ser un esquirol.
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