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Los joyeros denuncian pérdidas de 32,3 millones de euros por los atracos

Cierre de joyerías en Albacete tras el asesinato de un comerciante

Jorge A. Rodríguez

El reverso del ladrón de guante blanco es el atracador de la maza negra. Los dos se dedican a lo mismo: la joyería. Pero si el primero es una especie en extinción, el segundo se expande por su bajo riesgo. Una banda de maceros tarda tres minutos en agujerear a martillazos un escaparate, rapiñar y huir. El sector asegura que en 2001 sufrió 3.200 actos delictivos que le causaron pérdidas de 32,3 millones de euros (5.378 millones de pesetas).

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'Debido al valor intrínseco de nuestro producto, la joyería es objetivo especial de los delincuentes', ha declarado en el Senado Giovanna Tagliavia López, directora gerente de la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros, que denuncia cómo la delincuencia contra el gremio 'ha provocado algunos fallecidos'. El último, el lunes pasado: dos personas mataron a golpes en Albacete a Francisco Ponce, dueño de la joyería Ponce. Los 100 establecimientos de joyería de la ciudad cerraron ayer en señal de duelo y protesta por el crimen, cometido por dos españoles que estaban acogidos en un albergue de la ciudad.

Tagliavia aseguró que en 2001 los joyeros padecieron 3.200 actos delictivos, que le provocaron pérdidas de 32.322.664 euros, casi el doble que en 2000, en el que los atracadores se llevaron joyas y dinero por 17.101.465 euros. Los datos difieren de los del Ministerio del Interior, que rebaja los actos delictivos a 812 y el perjuicio a 19.237.812 euros. Los joyeros han hecho frente común con estanqueros (3.000 robos al año), peleteros (casi 10 millones de euros en pérdidas), perfumeros, gasolineros, farmacéuticos y loteros para que la ola de asaltos sea combatida con cambios en el Código Penal, las leyes de Enjuiciamiento Criminal, Extranjería y Metales Preciosos (para los negocios de compra-venta de joyas y de empeño).

'Confianza y escepticismo'

Pero, tras haber expuesto sus peticiones a los ministerios de Justicia e Interior, la Fiscalía General del Estado, el Consejo General del Poder Judicial, el Congreso y el Senado, el gremio se mueve 'entre la confianza y el escepticismo'. Escepticismo porque se les pide que ellos mismos se protejan mejor. Y confianza porque han visto cómo en Madrid, por ejemplo, con la puesta en marcha de la Operación Maza han caído varias organizaciones delictivas dedicadas a este proceder; la última, de aluniceros (empotramiento de coches en los escaparates) y maceros, había perpetrado 15 robos en la capital.

Los maceros son los responsables del enorme aumento de los robos con fuerza en joyerías (de 371 en 2000 a 575 en 2001), aunque los robos con violencia e intimidación también suben. Fuentes policiales explican el porqué: 'Es que en el robo con maza es fácil: les bastan dos o tres minutos para golpear con la maza, en medio de la sorpresa general, coger un puñado de relojes o pulseras y huir en moto, lo que hace difícil su detención. Además, no hay que enfrentarse al dueño del local y los autores, cuando son detenidos y pasan a disposición judicial, son puestos en libertad en la mayoría de los casos'. Un dato: del 17 de enero al 8 de mayo últimos, fueron puestas a disposición de los juzgados de Madrid 803 personas por robo con fuerza en las cosas: sólo 92 ingresaron en prisión provisional.

'Los joyeros tienen que invertir más en su seguridad, como ya hicieron bancos o farmacias, porque tampoco podemos poner policías en cada comercio', aseguran fuentes policiales, que sugieren las instalación de cristales antimotín, la reducción del espacio de escaparate, sistemas electrónicos o la contratación de vigilantes. 'Pero el tema trasciende al Estado y al conjunto de la sociedad, porque de cada 100 pesetas que se roban, 50 o 60 son tributos o tasas', replica Tagliavia. 'Y no todo el mundo puede contratar seguridad, sólo ciertos comerciantes que, lógica y legítimamente, tienen que defenderse'.

Los joyeros calculan que un 18% de las 20.000 empresas del sector tendrá que cerrar porque ni pueden afrontar las pérdidas ni nuevos gastos de seguridad ni los seguros, cuyo precio ha crecido más de un 85%. Un 2,5% de las joyerías carece de seguros porque ninguna compañía se arriesga.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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