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Reportaje:

Fútbol contra viento y marea

120 niños del CD Zafranar de Valencia se entrenan en unas penosas condiciones ante la indiferencia del Ayuntamiento

Mientras el Ayuntamiento de Valencia emplea su presupuesto en la organización de eventos deportivos nacionales o internacionales -léase los Campeonatos de España al aire libre de atletismo de 2001 o el Europeo de natación de invierno de 2000- que sin embargo obtienen una escasa respuesta ciudadana, el deporte base no pasa su mejor época en la ciudad. En el barrio de Zafranar hay 120 chavales que juegan al fútbol en unas condiciones lamentables, sólo maquilladas por el empeño de un grupo de padres cuya desinteresada labor social trata de mantener a los críos alejados de la droga, por ejemplo, facilitándoles la práctica de un deporte. Aunque sea en unas condiciones impropias de una ciudad cuyo Ayuntamiento presume de ser el referente nacional del atletismo de élite.

Los 120 niños se cambian de ropa hacinados en un minúsculo vestuario situado en un bajo alquilado por el club, juegan campeonatos en un solar sin luz ni agua y atraviesan la zanja que separa los vestuarios del campo ante un Ayuntamiento que levanta los hombros. 'No podemos resolver los problemas de todos y cada uno de los equipos de fútbol y otras disciplinas de la ciudad. Actualmente, se trabaja en varios barrios, como en Marxalenes o Natzaret', afirma Cristóbal Grau, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valencia desde hace cuatro meses, y para quien la situación del Zafranar es la siguiente: 'Por proximidad, el Zafranar debe entrenarse y jugar en el polideportivo Racó de Boix, que es gestionado por el San Isidro'.

Sin embargo, el San Isidro desapareció el año pasado, como también lo hará en breve el polideportivo, cuyos terrenos servirán para ampliar el cementerio. El concejal quizá también desconoce que el encargado de la instalación se salta a la torera el reglamento de la Fundación Deportiva Municipal, según la directiva del Zafranar: 'Todos los años solicitamos que jueguen nuestros nueve equipos y nos responden que sólo dos, cuando según las normas si hay coincidencia debe realizarse un sorteo, algo que nunca se ha hecho'.

'Sólo nos escucharán el día que vayamos a entrenar con todos los niños frente al Ayuntamiento', afirma José María Pérez-Fuster, vicepresidente del CD Zafranar, cuyas reivindicaciones han caído en saco roto hasta la fecha. 'Con la mitad de lo que cuesta una llegada de etapa de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, aquí podríamos tener un campo decente, con unos vestuarios dignos', señala Pérez-Fuster, quien cuenta que se quedó de piedra el día que les recibió en el Ayuntamiento un técnico de Urbanismo: '¡No sabía dónde estaba el barrio de Zafranar!'.

Los 120 chavales del Zafranar se entrenan en unos terrenos calificados de zona verde por el plan urbano, ante el disgusto del propietario de la parcela, que mantiene un pleito con el Consistorio que todavía no está resuelto. 'Esperamos que el Ayuntamiento compense el perjuicio que ha causado', señalan fuentes próximas al dueño del solar, el médico Vicente Zaragosí, quien permitió en su día al Zafranar hacer uso de los terrenos mientras se resolvía el litigio con el Ayuntamiento, y siempre y cuando el club se abstuviera de hacer cualquier tipo de modificación. Mientras tanto, sobre ese suelo que se debate entre el litigio y el olvido municipal, 120 niños intentan jugar a fútbol esquivando las heces de perro y sin saber qué han hecho para que sus instalaciones sean las peores de todos los campeonatos.

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