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Reportaje:

Concursos bajo tensión

Las autonómicas estrenan 'La silla', un formato que pone a prueba el ritmo cardiaco de los participantes

Rosario G. Gómez

Teñir los concursos de carácter cultural con una capa de espectáculo es la última tendencia televisiva. Ya no cuentan sólo los conocimientos; se mide la templanza para aquilatar los nervios ante una serpiente que se acerca, la frialdad ante los insultos del presentador o la habilidad para caer dentro de un foso sin romperse los huesos.

En esta vuelta de tuerca, los viejos formatos han dejado paso a programas donde abunda una cierta dosis de sadismo. En El rival más débil (TVE-1), un programa importado de la cadena británica BBC y producido por la empresa del ex portavoz del Gobierno Miguel Ángel Rodríguez, el concursante perdedor es vapuleado verbalmente por sus compañeros. Decisión final (emitido por Tele 5 y ya clausurado) echaba mano de prácticas vejatorias y degradantes. Los eliminados desaparecían bruscamente del plató mediante una trampilla que se abría a sus pies.

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La silla, que este mes dará el salto a varias autonómicas, premia la templanza, la serenidad y el control de los nervios ante los retos ideados por los guionistas. En uno de los programas, los productores del canal estadounidense ABC descolgaron un cocodrilo desde el techo sobre la coronilla del concursante.

Los responsables de la versión española aseguran que los competidores no serán sometidos a vejación ni los animales a maltrato. 'Existe un compromiso contractual por el cual no habrá ningún tipo de contacto físico con los concursantes en ninguna de las pruebas', puntualizan. Se recurrirá, eso sí, a sustos visuales y sonoros y en el estudio aparecerán animales o efectos especiales que puedan impresionarles y sacarles de sus casillas.

Los aspirantes a ganar el premio final (100.000 euros) están conectados a unos sensores que miden al segundo sus pulsaciones mientras son sometidos a todo tipo de artimañas, maniobras de distracción y triquiñuelas para intentar disparar su ritmo cardíaco. Si superan un límite determinado, acaba su paso por el programa.

La ABC fichó al ex tenista John McEnroe para presentar La silla. En su réplica española, adaptada por Globo Media, el conductor será el imperturbable Constantino Romero. En principio, se emitirá en Telemadrid, Canal Sur y ETB. Al proyecto podrían unirse la valenciana Canal 9 y la autonómica de Canarias.

El formato de concursos-tortura ha tenido su mejor exponente en The Chamber (La cámara), puesto en antena en EE UU -y retirado aparentemente por su escasa audiencia- por la Fox, propiedad del magnate australiano Rupert Murdoch. Los osados aspirantes, anclados a una silla futurista, eran sometidos a retos para comprobar su resistencia a dar vueltas a toda velocidad o a recibir sobre la cara aire disparado a 100 kilómetros por hora.

La NBC, otra de las grandes cadenas generalistas estadounidenses, puso en antena Fear factor (El factor miedo), donde seis personas competían para superar pruebas grotescas del siguiente calibre: comer cucarachas, tomar sopa de rata o meterse en un ataud infestado de serpientes. En verano de 2000, Antena 3 emitió ¿Quién dijo miedo?, con su correspondiente ración inhumana de desafíos: aguantar el tipo sobre una parrilla ardiente, sumergido en una bañera con bloques de hielo o envuelto en una nube de de insectos.

Pese a los mútiples intentos, las televisiones españolas siguen sin dar con una fórmula duradera en este tipo de formatos de entretenimiento. Algunos han tenido una vida efímera. El gladiador (TVE-1) despareció de la rejilla antes de tiempo por sus discretos resultados de audiencia. Otros (Decisión final) sucumbieron por el mismo motivo. El último en incorporarse a la pantalla ha sido El rival más débil, un producto de TVE que en las últimas ediciones apenas sobrepasa el 17% de la audiencia, porcentaje ocho puntos por debajo de la media de audiencia del canal público.

Los nuevos concursos tienen aires de realitys show, como es el caso de Operación Triunfo, Gran Hermano, Supervivivientes o Estudio de actores. Paralelamente sobreviven los clásicos: aquellos que no echan mano nada más que de la tortura intelectual que supone desconocer la capital de Lituania. Saber y ganar (La 2), Pasapalabra (Antena 3) o Cifras y letras (autonómicas) penalizan la ignorancia pero dejan a salvo la integridad física de los participantes.

Constantino Romero, en el estudio de <b></b><i>La silla.</i>
Constantino Romero, en el estudio de La silla.

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