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Reportaje:Grupo F | Mundial 2002

La sangre fría de Eriksson

La calma y el pragmatismo caracterizan al técnico sueco de Inglaterra

Sven-Goran Eriksson es el segundo entrenador en 48 horas que se enfrenta en este Mundial a la selección del país donde nació. Pero si la selección inglesa vence hoy a la sueca no caerá Eriksson en el sentimentalismo de aquellos jugadores que se niegan a festejar los goles que marcan contra equipos en los que anteriormente militaban. El sueco celebrará una victoria contra Suecia sin disimulo, siguiendo el ejemplo de Bruno Metsu tras el triunfo de Senegal sobre Francia.

Sólo que quizás las celebraciones de Eriksson sean menos visibles. El entrenador de la selección inglesa corresponde en su forma de ser al estereotipo escandinavo. Frió, inmutable, práctico. Cuando le preguntaron ayer si la idea de enfrentarse a sus compatriotas le conmovía, ésta fue su respuesta: 'Claro que será un partido conmovedor para mí, pero porque el primer partido que uno disputa en un Mundial siempre va a ser una experiencia conmovedora. El hecho de que el rival será Suecia no es nada especial. Es un trabajo que tenemos que cumplir'.

Inspira respeto y deposita una enorme fe en sus jugadores como demostró en el 1-5 ante Alemania
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Eriksson, a diferencia de tantos entrenadores, como su antecesor Kevin Keegan, es un profesional que nunca parece perder la calma, que jamás alza la voz. A veces considera que el mejor método de comunicación es el silencio. Como por ejemplo en el descanso en la eliminatoria para el Mundial entre Inglaterra y Alemania en Múnich en septiembre del año pasado. Inglaterra iba ganando 2-1. Un empate no le servía. Tenía que ganar para clasificarse. Lo convencional en un seleccionador inglés, hubiera sido que Eriksson reuniera a los jugadores en el vestuario y les echara un discurso churchilliano, apelando al patriotismo, al espíritu de la batalla de Waterloo. Pero no dijo absolutamente nada. Se apartó a un lado del vestuario y no abrió la boca. Pero no porque estuviera preocupado o nervioso. Su expresión, según los jugadores, era de profunda satisfacción.

¿Qué es lo que logró Eriksson con el silencio? Logró transmitir un mensaje de confianza y respeto. 'Sois jugadores experimentados, maduros y buenos. Si no, no os hubiera seleccionado. Sabeis, sin que yo os lo tenga que decir, lo importante que es ganar este partido. Lo estais haciendo bien. Tengo la seguridad que lo seguireis haciendo bien en el segundo tiempo'. No se equivocó. Inglaterra ganó 5-1 y acabó primera de grupo.

Cuando a los jugadores se les pregunta como se sienten con Eriksson, todos, comenzando por Beckham, dicen que maravillosamente bien. Que el grupo está unido, sereno y feliz. Y que Eriksson les está ayudando a convertirse en mejores futbolistas. Pero cuando se les pregunta cual es su secreto, no saben qué decir. El único que se ha aproximado a una respuesta que valga la pena es Southgate. 'Es, más que nada, un observador', dice. 'Si habla con los jugadores es a nivel individual. Es una persona distante. No lo conocemos. Es un enigma para nosotros y eso lo que hace en cierta manera es inspirar respeto. Esa distancia que marca con los jugadores hace que cuando toma decisiones confiamos en que no ha habido favoritismo. Que elige quien juega según criterios objetivos y justos'.

Y siempre da la impresión, observa Southgate, de que el fútbol es un deporte simple. Y que lo mejor que uno puede hacer como seleccionador es demostrar confianza en la habilidad y el deseo de los jugadores disponibles; jugar de una manera que corresponda a sus cualidades y a sus limitaciones; crear el mejor ambiente posible fuera del terreno de juego y después, dentro de él, que pase lo que pase.

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