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'Un mal día lo tiene cualquiera' | 'Un mal día lo tiene cualquiera' | ESTRENOS | ESTRENOS

Artus de Penguern ironiza sobre la pasión por el fútbol

El actor debuta como director con 'Un mal día lo tiene cualquiera'

No me gusta el fútbol'. La frase, dicha por el actor y cineasta Artus de Penguern pocos días antes de que comience el Mundial de Corea y Japón, puede llegar a tener un tono desafiante. Pronunciada en París, 'la ciudad con la gente más antipática del mundo', según él, la noche en que se está disputando la Copa del Mundo de fútbol de Francia acaba resultando hasta peligrosa. Penguern -actor que interpretaba el papel del escritor en el taquillazo Amélie- debuta en la dirección de largometrajes con Un mal día lo tiene cualquiera (Gregoire Moulin contre l'humanité), una comedia alocada, 'sin grandes estrellas', que hoy se estrena en España después de unos resultados modestos en Francia.

'Estoy convencido de que, como le ocurre a Woody Allen en su país, en el mío será donde el filme funcionará peor. En Rusia, por ejemplo, ya lleva seis meses en cartel y los estadounidenses preparan una versión de la película', señaló el actor, director y guionista de Un mal día..., que esta semana ha promocionado la cinta en Barcelona y Madrid.

Penguern rescata al personaje protagonista de sus cuatro cortometrajes, Gregoire Moulin -al que encarna él mismo-, un hombre apocado, torpe y sin éxito con las mujeres, y lo lleva a una carrera contrarreloj para conseguir una cita con la profesora de danza Odile Bonheur (Pascale Arbillot), una fanática de las novelas románticas. Celebrar el encuentro amoroso acaba resultando una misión imposible en una ciudad snob, paralizada por un partido de fútbol y en la que los ultras dominan a la policía, los perros conducen los taxis y Hitler, Mussolini, Darth Vader, Franco y hasta Pinochet se reúnen para celebrar una fiesta. 'Pero es una película mucho más optimista que lo que es la realidad', se justifica Penguern.

'La idea del filme', explica, 'surgió en 1998, la noche en que Francia logró la Copa del Mundo. La ciudad lo vivió como un infierno', comenta el director.

Penguern arranca su película siguiendo un esquema que recuerda a Amèlie, pero abandona enseguida esta estructura para acercarse a un ritmo más parecido, según él, al !Jo, qué noche! (After hours), de Martin Scorsese, y que en determinados momentos acaba pareciéndose al humor histriónico y caricaturesco de Aterriza como puedas, de los hermanos Zucker. 'Mis influencias son Woody Allen, las comedias de Chaplin y el humor de los Monty Phyton', precisa el cineasta, que ya prepara una nueva aventura de su personaje. 'Ver una buena comedia produce un gran placer, así que, ¿por qué rechazarlo?, aunque, la verdad, hacerla es una labor muy sacrificada', concluye Penguern.

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