La industria mundial del videojuego crece a pesar de la amenaza de la piratería

Will Wright quería hacer un videojuego sobre la construcción de edificios, movido por su pasión por la arquitectura. Incluyó personajes en su interior y, así, casi por casualidad, creó Los Sims. Wright es ahora millonario. Se trata de la típica historia de éxito norteamericana, de quien ve recompensado su esfuerzo tras crear diez juegos desde el año 1982.

Según Doug Lowenstein, presidente de la patronal norteamericana del ocio electrónico, este tipo de historias van a seguir produciéndose, porque el mercado del videojuego sigue creciendo al margen de crisis tecnológicas, burbujas bursátiles y hundimiento de las puntocom.

La pasada semana se celebró en Los Ángeles la octava edición de la feria del ocio electrónico, conocida popularmente como E3 (Electronic Entertainment Expo). Allí Lowenstein expuso las grandes cifras de esta industria, cada día más floreciente. En concreto ha crecido un 7,9% respecto al año 2000, según se desprende de un reciente informe de NPD. De unas ventas de videojuegos de 5.900 millones de dólares en 2000 se ha pasado a los 6.350 millones en 2001.

La causa de este crecimiento hay que buscarla en la amplia oferta del entretenimiento electrónico, desde los ordenadores multimedia cada vez más potentes hasta las tres consolas de nueva generación: PlayStation 2, Xbox y GameCube, sin olvidar la portátil de Nintendo, la Game Boy Advance.

Tras años de especulaciones, el futuro de la consola no admite discusión. No sólo el pecé ha dejado de ser una amenaza para estas maquinitas, sino que ahora la consola amenaza al DVD.

Ahora bajan los juegos

Las consolas no paran de bajar de precios, con la idea de ganar clientes, pero en la última semana, Sony ha dado un paso más y ha pedido a las tiendas norteamericanas que bajen los precios de los juegos de la Playstation 2 de los 49 dólares a los 39.

El camino para esta industria está cada vez más llano. De un estudio realizado por Ipsos entre más de 1.500 personas se desprende que los jugadores de hoy serán los futuros políticos, legisladores y presidentes de gobierno del mañana, dado que seis de cada diez afirman que esperan seguir jugando a videojuegos, como mínimo, diez años más.

Lowenstein asegura que cuando eso suceda, y la sociedad interactiva sustituya a la sociedad pasiva, todos los tabúes que aún frenan el crecimiento de esta industria caerán y se convertirá en el principal tipo de ocio del siglo XXI.

Todas las editoras tienen lista su línea de productos deportivos pues son los que más y mejor se venden en consolas con un 22,2% del pastel, seguidos de cerca por los juegos de acción con un 19,8% y los de estrategia con un 17,6%. Por primera vez las mujeres han comprado más juegos de ordenador que los hombres (el 55%), motivado sin duda por Los Sims del señor Wright.

Más de mil nuevos juegos se mostraron a la vez en la feria californiana, en donde el ambiente optimista sólo tuvo un pero: la piratería. Las tres industrias que compiten por el ocio, los videojuegos, la música y el cine, tienen en la piratería su común enemigo. Por primera vez, este problema ha merecido especial atención en el discurso de apertura del E3, dado que en países como Malasia, China o Argentina la cifra de copias piratas supera el 90%. Las medidas anunciadas para combatirla aúna las fuerzas de los tres mercados. Sin embargo, mientras la industria musical y la cinematográfica sufren caída de ventas, con los videojuegos no ocurre lo mismo.