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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Crónica urgente

Segura de la Sierra es un pueblo bellísimo, enclavado en la Sierra de Segura (Jaén). Se halla en la parte norte del parque natural más grande de Europa. Allí estábamos un grupo de escolares y yo, su maestra, en una digna residencia universitaria con nombre de poeta, a finales de abril, disfrutando de enseñanzas naturales relacionadas con las sensaciones y aromas del bosque...

Después de cenar, los niños se pusieron nerviosos, con la emoción lógica de tener una habitación sin el control familiar. Subían y bajaban las escaleras de la residencia. Una niña se salta, de mala forma, cinco escalones, se hace mucho daño..., no puede apoyar el pie..., hay que llevarla a Orcera, pueblo cercano. Llegamos allí y el personal que hay de guardia no se atreve a hacerle nada, hay que tomar una radiografía y hay aparato pero no especialista de turno. La niña está muy asustada y se queja de dolor. No nos dan explicaciones. Dicen que hay que llevarla a ¡Úbeda, una hora de viaje!, que cojamos el coche y la llevemos nosotros. Nos negamos. Son las 11.00 de la noche.

Se llama, por fin, a una ambulancia, aparece a los 20 minutos. Por el camino el conductor me cuenta lo que me espera... Pasamos por pueblos en fiestas. Después de más de una hora llegamos a Úbeda, a su hospital. Le explico al ¿recepcionista? que he dejado a 25 niños, muy lejos, en Segura. No me hace ningún caso. Pasados unos minutos nos atiende un hombre con uniforme azul, ¿enfermero, celador, médico? No lo sé, no lleva distintivo. Nos pasa a una consulta con varias personas con uniformes de varios colores. Les vuelvo a contar la situación que nos hemos dejado allá, a una hora larga de viaje, en Segura, los 25 niños, mi alumna que sufre... Parece que una médico le da un poco de pena, me explica que si es fractura hay que esperar al cirujano que está operando, arriba...

Esperamos la niña y yo en un pasillo grande con otros enfermos, ancianos. Por fin la pasan a 'rayos'. Al rato sale la niña en su silla de ruedas. Nos llevan a una sala de espera con otros que esperan también. Nadie nos explica nada. La niña está asustada. Salgo a buscar a cualquier persona que lleve bata para que me dé información. No encuentro a nadie. Veo a un hombre con uniforme azul, le ruego que me diga algo. Dice que no puede porque no es médico. Por fin vienen a por ella, la llevan al auxiliar técnico sanitario que la escayolará. Es un hombre: le pregunto cómo tiene que estar la niña, en qué postura, si puede tomar algo que le calme el dolor, si tiene que llevar muletas... Me mira asombrado e incrédulo de que no sepa yo todo eso... Me contesta con monosílabos. A la sala de espera otra vez. Por fin nos reclama un conductor de ambulancias. En el regreso a Segura, durante 70 minutos, me entero que se llama Enrique. Son las tres de la madrugada, llegamos a la residencia. Enrique coge en brazos a la niña. Sube cuatro pisos con ella y la deposita en su litera. No la ha dejado como un paquete en la puerta del albergue. Gracias Enrique, con personas como tú las penas son menos en la Seguridad Social.

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