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Columna
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Mientras la policía cumpla...

Mientras la policía cumpla, no importa tanto el exceso de sensibilidad constitucional que el PNV despliegue ante los posibles abusos que pudieran darse a raíz de la reforma de la ley de partidos. Pero ayudaría un poco que el mundo de HB se encontrara en ocasiones solo, a ver, si un día, ¡que Dios lo quiera!, deciden condenar los asesinatos.

Soy de la hipótesis de que la auténtica fuerza moral de todo ese mundo para sobreponerse a actos tan aberrantes como los que han ejecutado les viene de afuera. Lo de dentro nunca es suficiente, acabaría desmoralizando. El auténtico impulso moral se hace afuera reivindicando objetivos increíbles, ajenos a la Europa y al mundo civilizado, anacronías históricas y fuera de lugar, que sólo son creíbles por el rito de la sangre derramada, del sacrificio, de la inmolación, que, a su vez, enajenan aún más las reivindicaciones reclamadas. Si desde el partido que gestiona Euskadi se reclama la autodeterminación para la secesión no hay heroico gudari que decida hoy dejar de matar. Menos mal que llega la policía y lo pone en su sitio.

Solicitar que no se mate suena a farisaico cuando se está rompiendo con el sistema político

Solicitando algo tan nimio, obvio y democrático como es que los vascos podamos decidir libremente nuestro futuro, lo que se niega como obvio es que ahora haya democracia. Quiere decir, también, de paso, que tampoco podemos decidir nuestro presente (el lehendakari debiera ir raudo a inscribirse en la oficina del paro). Quiere decir que no hay ahora condiciones democráticas cara al futuro. Las condiciones mínimas, como si nada hubiese cambiado, como si viviera el Franco tan recordado por Arzalluz. Por lo que no debiera existir honrado gudari que debiera dejar las armas. Si hay que decidir el futuro es porque no existe ahora libertad. Es que yo creo que con todos esos argumentos no hay razón para que ningún joven se ausente de las armas.

Bueno, sin ironías ni sarcasmos, sencillamente, solicitar que no se mate suena a vacío y a farisaico cuando se está rompiendo con el sistema político. Si no hubiera existido un terrorismo previo, plantear romper con el sistema de convivencia política, no hubiera dejado de ser arriesgado, pero existiendo terrorismo previamente es facilitarle argumentos para que continúe con más virulencia. Y al revés, se pide la secesión de España porque existe terrorismo, sin él sería un brindis al sol. Menos mal que llega la policía, aunque se interfiera con la Guardia Civil, o al revés, que esto de los cuerpos es muy complicado, y los pone en su sitio.

Tanta reivindicación enajenada, tanta sensibilidad hacia los derechos políticos de los que no condenan los asesinatos de sus compañeros de escaños, tanto discurso en común en el rechazo de la Constitución y en la opresión de los derechos de los vascos, tanto desprecio común hacia el Estatuto, no favorece en nada que a un terrorista le entre alguna duda. Se dirá que ética y moralmente está muy mal lo que hacen, pero en toda sociedad, desde la mesopotámica, por no decir alguna anterior, es el discurso político el determinante, el decisivo, y ese va por el camino de la insurgencia. Con ese discurso y esa solidaridad poco disimulada, si es por el nacionalismo institucional aquí tenemos terrorismo hasta la victoria final, ¡camarada!, esas de las que nunca llegan.

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Y a todo esto estamos abocados hasta que alguien del nacionalismo institucional no diga que el héroe no es el que sigue matando, sino el que deja de matar exhibiendo alguna excusa por mínima que sea, un sello de goma que pone autonomía o Generalitat, o lo que sea. Pero el PNV no le da ni una excusa al terrorista valiente que tiene 'por pelotas' que liberar Euskadi, ya que el PNV no pone tantos huevos en el asador y lo tiene que hacerlo él, que es un poco el ungido. Y menos mal que llega la policía y lo pone en su sitio.

A los políticos les haría falta poner al PNV en el suyo, en la oposición, y entonces aparecerían las excusas en el seno de ETA, porque ahora éste no las deja florecer.

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