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Reportaje:

Instrucciones para tomar 25 pastillas al día sin confundirse

El hospital Gregorio Marañón abre una consulta que enseña cómo evitar riesgos a los pacientes muy medicados

Oriol Güell

¿Puede una persona tomar 25 pastillas todos los días sin cometer errores ni olvidarse de ninguna? 'Sí, aunque con mucho cuidado. Siempre tengo las medicinas sobre la mesa y todo el día voy con la lista de las que me quedan por tomar. Y si dudo porque no me acuerdo si he tomado una pastilla o no, lo dejo estar. Prefiero tomar una pastilla de menos que una de más. Creo que ya tengo suficiente con las que me tocan'. Robusta, risueña y con un aspecto envidiable a sus 82 años, Ángela Guijarro afronta con éxito cada día un reto nada despreciable: tomar correctamente más de 20 pastillas, de 11 medicinas distintas, en no menos de 15 tomas repartidas a lo largo de la jornada.

'Ángela es un buen ejemplo del tipo de pacientes a los que ayudamos', explica Isabel Castillo, responsable de la consulta de atención farmacéutica del hospital Gregorio Marañón. 'Es una persona mayor, que sufre varias enfermedades y que va a varios especialistas. Con tanta medicación, las posibilidades de que algunas sustancias interaccionen o de que los pacientes cometan errores a la hora de tomarlas se multiplican', añade Castillo.

'Si la persona va a cuatro especialistas, puede acabar tomando tres protectores del estómago sin saberlo'

Aunque se cuida mucho y se encuentra bien, Ángela sabe que no tiene una salud de hierro. Sufre del corazón, tiene la tensión y el colesterol disparados, la artritis le impide olvidarse del dolor y muchas veces se siente demasiado nerviosa. Además, tiene tendencia a retener líquidos, por lo que una vez cada cinco días tiene que añadir otra pastilla, un diurético, a la larga lista de píldoras que toma.

Como ella, dos de cada cinco madrileños mayores de 65 años toman tres o más medicinas al día, según un trabajo reciente de la Concejalía de Salud del Ayuntamiento de Madrid. Si se tiene en cuenta que muchas medicinas requieren dos o tres tomas diarias, estos datos ponen de manifiesto que al menos 300.000 personas en la región repiten el gesto de llevarse un comprimido a la boca al menos media docena de veces diariamente.

'Es fundamental que alguien supervise farmacológicamente a estos pacientes', afirma Isabel Castillo, titulada en Farmacia. 'Nos reunimos con ellos durante una hora, con tiempo y a su ritmo. Nos explican qué toman y para qué y lo comparamos con lo que pone en su historia clínica. Así, haciéndoles participar, podemos ordenar las tomas mejor a lo largo del día y evitar que tomen pastillas inútiles. Además, si detectamos un posible efecto secundario por la combinación de medicinas, alertamos a los médicos', explica la responsable del servicio.

Con tanta medicación, no es extraño que muchos pacientes sufran problemas gástricos. Los protectores gástricos son, en este caso, la solución. 'Pero si la persona va a cuatro especialistas, puede ser que acabe tomando dos y hasta tres protectores del estómago sin saberlo. Las marcas comerciales son distintas, y una persona, especialmente si es mayor, pude confundirse o no saber explicar exactamente qué toma a cada médico que visita', subraya Isabel Castillo.

Tomar dos protectores gástricos no tiene por qué causar, en principio, problemas de salud a nadie, aunque en realidad es un derroche de dinero para la sanidad pública. Otras veces las consecuencias son peores: el calcio que Ángela Guijarro toma para reforzar sus huesos sí puede modificar la absorción de los otros medicamentos. 'Me han dicho que lo tome por las tardes, solo y separado de las otras pastillas', resume.

La sinvastatina, un medicamento que rebaja los niveles de colesterol en la sangre, es otra de las pastillas sospechosas de causar problemas. 'Combinada con el resto de medicinas, la sinvastatina puede originar alguna interacción peligrosa. No siempre ocurre, pero hay que vigilarlo. Nosotros avisamos a los médicos, ellos están alerta y, en el caso de surgir algún efecto secundario, lo podrán detectar inmediatamente', aclara Castillo.

El Gregorio Marañón es el primer hospital público de la región que ha abierto una oficina de atención farmacéutica para pacientes polimedicados. Los médicos de las unidades del dolor crónico, de traumatología y de reumatología son quienes remiten a sus pacientes a este centro.El éxito de la experiencia ha hecho que el hospital esté pensando en extenderla a más servicios. En los otros hospitales de Madrid existen centros de información del medicamento, pero dirigidos básicamente a los profesionales sanitarios.

Un 'mapa', el mejor ayudante

Una hoja de papel repleta de círculos, rectángulos, cuadrados y unos cuantos números. Todo ello iluminado con el máximo espectro de colores que permite la impresora. Aunque parece un mapa, éste es el resultado de casi una hora de consulta farmacológica entre Ángela Guijarro, una paciente de 82 años, e Isabel Castillo, farmacéutica del hospital Gregorio Marañón.

'Suerte que aquí está todo muy clarito', asegura la mujer, pese al aparente caos del folio. La cuadrícula del papel representa todas las horas del día. En su parte superior, vasos humeantes, panecillos y platos repletos ilustran las comidas de la jornada, mientras que a la izquierda del papel se han copiado las cajas de los 12 medicamentos que toma Ángela. Sobre este horario, los responsables de la consulta colocan pequeños círculos que ilustran cuándo hay que tomar cada pastilla.

Los trabajadores del servicio han intentado que no haga falta saber leer ni escribir para comprender la pauta de las tomas. Sólo hay que seguir los iconos y ponerle algo de buena voluntad.

Los pacientes parecen satisfechos: 'Sin el papel sería imposible que me tomara bien la medicación', afirma Ángela. 'Hoy, por ejemplo, ya he tomado algunas del corazón, la de la tensión, la del colesterol y varias para el dolor. Antes de comer', sigue haciendo memoria la mujer, 'me tocan otras dos, y después, el tranquilizante y dos más. Por la tarde me toca el calcio y por la noche...'. En este momento, la memoria de Ángela ya no da para más y la mujer se echa a reír. 'La verdad es que es un lío. Suerte del papel. ¡No sé qué sería de mí sin él!', exclama satisfecha.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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