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Una secretaria preparó la anestesia que mató a Débora Catalán en una clínica estética, según una doctora

El médico Senderowicz había declarado al juez que fue su asistente la que mezcló la sustancia

La sustancia que el doctor Gerardo Raúl Senderowicz empleó para anestesiar a la paciente Débora Catalán, de 36 años -que falleció el pasado 25 de enero tras someterse a una intervención de cirugía estética en la clínica clandestina Icema-, la preparó la secretaria del centro, sin que Senderowicz supervisara su composición química. Así lo ha declarado ante el juez la doctora María Victoria Bonne, supuesta ayudante del médico argentino.

Senderowicz, propietario de la clínica Icema en la madrileña calle de Maldonado, había explicado el pasado 22 de febrero al juez de instrucción número 22 que Débora fue anestesiada con 'mepivacaína, epinefrina y lidocaína pura', sustancia que, según él, fue preparada por su 'auxiliar de clínica'. Sin embargo, la doctora María Victoria Bonne se refirió a esta mujer como 'la secretaria' del centro. El Instituto Nacional de Toxicología ha determinado que la fallecida -bisnieta del célebre pensador Ramón Menéndez Pidal- recibió en sangre niveles tóxicos de mepivacaína, lo que, junto a la gran cantidad de lidocaína también suministrada, provocó su muerte.

Senderowicz aseguró ante el juez que la persona que elaboró ese complejo anestésico era su ayudante, y que en ella había 'delegado' ese trabajo porque lo habían hecho 'juntos otras veces'. El facultativo precisó que en muchas ocasiones 'verificaba la preparación que ella realizaba', pero dijo no recordar si hizo lo propio en el caso de Débora Catalán. Tras ser preguntado por los altos niveles de mepivacaína hallados en el cuerpo de la fallecida, Senderowicz afirmó que, en su opinión, lo que pudo pasar es que el anestésico fue inyectado por vía intravascular, cuando 'sólo estaba preparado para ser administrado a nivel subcutáneo'. Así, 'el preparado fue absorbido directamente hacia el corazón, provocando la sintomatología que se presentó en muy poco tiempo'. 'Lo que sucedió no suele ocurrir con frecuencia. No pensé que a Débora le fuera a pasar esto', añadió el médico en su declaración del pasado febrero.

'Sin bata sanitaria'

Por su parte, un miembro del servicio de emergencias 061 que atendió a la paciente ha asegurado que cuando llegó a Icema encontró a Senderowicz y a una mujer 'que no vestía bata sanitaria'. Para entonces, Débora Catalán -que había acudido a la clínica para una operación de reducción de grasa en los muslos- llevaba 15 minutos en parada cardiopulmonar avanzada, tenía las pupilas dilatadas y carecía de pulso central.

El equipo del 061 inició las maniobras de reanimación y, tras comprobar que el masaje cardiaco no daba sus frutos, decidió inyectar a Débora suero por vía intravenosa. Según la declaración de este miembro del servicio de urgencias, Senderowicz estaba muy nervioso: tropezó en dos ocasiones y, de forma involuntaria, extrajo las agujas del cuerpo de la paciente, 'perdiendo' los facultativos la vía que le habían cogido. 'En ese momento se llevaba más de 20 minutos reanimando a la paciente, por lo que se considera imposible recuperarla y se suspenden las maniobras de reanimación', precisó el médico. Éste añadió que el equipo del 061 recomendó a Senderowicz que no interviniese en sus esfuerzos por reanimar a la mujer, algo que no obstante él hizo 'por su propia decisión'.

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La autopsia practicada al cadáver de Débora Catalán señala que la causa inmediata de su muerte fue una parada cardiorrespiratoria. Los informes de Toxicología detectaron niveles muy elevados de anestésicos locales que llevaron a la paciente a entrar en parada cardiorrespiratoria.

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