Bloom afirma que March y Martorell son autores 'extrañamente actuales'
Las opiniones del neoyorquino Harold Bloom (1930) centran buena parte del debate literario mundial desde hace años, sobre todo desde la publicación del exitoso libro El canon occidental, y desde su enfrentamiento con lo que llama 'escuela del resentimiento', formada por los estudiosos que adoptan un punto de vista étnico o feminista, 'políticamente correcto', para evaluar la literatura. En cualquier caso, Bloom es uno de los críticos literarios más influyentes en la actualidad. Ayer, antes de impartir una conferencia en la Universidad de Valencia, este descendiente de emigrantes judíos habló ante los medios de comunicación de lo que más le gusta: la literatura. Y destacó a los dos escritores valencianos más importantes de la historia, a su juicio: Ausiàs March y Joanot Martorell.
Dos autores 'diferentes' y 'extrañamente actuales después de tantos siglos'. No en vano, afirmó que 'es muy difícil encontrar otro libro como el Tirant lo Blanch', debido a la gran 'singularidad' de la obra de Martorell dentro de la historia de la literatura. Con un hablar pausado, Bloom aludió, por ejemplo, a la modernidad del exclusivo 'sentido del humor' de las andanzas del caballero valenciano, que calificó como una 'especie de ironía'. Y sobre todo recalcó la 'actitud muy curiosa' de la 'visión del amor sexual' que transmiten tanto Martorell como March en sus composiciones. Una visión 'sorprendente' y 'actual' que constituye la principal afinidad entre los dos 'cuñados'.
Fue en los años 80 cuando este profesor de Literatura de la Universidad de Yale y admirador de Shakespeare empezó a interesarse por las letras catalanas, por March, Ramon Llull, Joan Perucho, J. V. Foix o Salvador Espriu, sobre el que 'influyeron March y Martorell'. A raíz de la concesión la pasada semana del Premi Internacional Catalunya ha retomado el interés por la literatura de una lengua minoritaria, como lo es la suya original, el yiddish, que también ha sufrido importantes ataques.
Sin embargo, hoy en día no se puede hablar de una literatura nacional, de un país concreto, porque no se puede separar la cultura de un país de la de otras nacionalidades. Cierto que en EE UU conviven excelentes escritores, como su propio amigo Philip Roth, pero no comparte el criterio de éste relativo a la supremacía actual de la literatura norteamericana. Hay muchos novelistas importantes. En México está Carlos Fuentes; en Colombia, Gabriel García Márquez; en Portugal, José Saramago... De España dijo que no ha visto todavía un escritor que destaque, si bien citó a Julián Marías (con toda probabilidad se refería a su hijo, Javier), que 'parece interesante'. Su autor favorito hoy es el poeta americano John Asbery.
Gran amante de los clásicos, arremetió contra aquellos países que permiten licenciarse a alumnos que no han leído a 'autores necesarios' como Homero, Dante, Shakespeare o Cervantes, según cada caso. Reivindicó la crítica literaria como un género más, como la 'poesía de la literatura' y echó pestes del suplemento literario de The New York Times y de la banalización de la sociedad, que se rige por las listas de ventas. No obstante, dijo albergar esperanzas porque a lo largo de sus muchos viajes ha conocido a 'miles y miles de personas que leen apasionadamente'.
Desencuentro con Cultura
Harold Bloom, premiado por la Generalitat catalana, habló en Valencia, tras visitar Mallorca y Barcelona, donde fue acogido por los gobiernos respectivos. Pero no en Valencia, donde ha sido recibido por la Universidad de Valencia y Acció Cultural del País Valencià. El presidente del Premi Internacional Catalunya, Baltasar Porcel, explicó su 'extrañeza' por el proceder de la Consejería de Cultura, que en principio se mostró interesada en organizar el acto para después poner impedimentos aludiendo a la enfermedad del consejero de Cultura, Manuel Tarancón. Porcel insistió. La propuesta final de Cultura fue que el afamado crítico presentara un libro, el de Antonio García Berrio titulado Meditaciones, sobre poemas de Wallace Stevens, traducido por Jenaro Talens e ilustrado por Miquel Navarro. La perplejidad cundió y Bloom acabó hablando anoche en la Universidad. El crítico se limitó a comentar que era un asunto político.
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