Estudiantes despide al Madrid
El cuadro colegial sigue adelante tras superar al blanco por vez primera en una fase final
Estudiantes dio ayer un vuelco a la historia, ésa que le impedía vencer en la cancha del Madrid en una fase final, y se metió en las semifinales de la Liga agarrado a un baloncesto extraordinario con el que demolió a su encopetado rival. El cuadro colegial ha conseguido sobrevivir, al menos, hasta el penúltimo escalón del torneo por una razón aplastante: en este deporte, como en todos, lo habitual es que gane el mejor. Y no sólo fue el mejor, sino que, de paso, abrió una crisis de consecuencias imprevisibles en un Madrid hecho añicos.
Será cuestión de que Scariolo, Valdano o quien sea revise este proyecto. Porque su resultado ha sido ruinoso. Ni Copa, ni Euroliga, ni Liga... El Madrid cierra la temporada más oscura de su vida no ya sin un título que llevarse a la boca, con lo que ello tiene de grave, sino sin siquiera haber amenazado con conseguirlo, con asomarse de lejos al éxito. Seguro que preguntarse a estas alturas qué pintan en este equipo Tarlac o Vukcevic es jugar con ventaja porque los números cantan, pero sí conviene reflexionar sobre el papel desarrollado por un conjunto que se suponía de altos vuelos y que ha sufrido un desmoronamiento sin parangón.
REAL MADRID 74| ESTUDIANTES 86
Real Madrid: Raúl López (14), Alberto Angulo (13), Iturbe (7), Struelens (4), Tabak (13); Djordjevic (13), Vukcevic (2), Herreros (3), Tarlac, Luico Angulo (3) y Edu Hernández (2). Estudiantes: Azofra (12), Jasen (4), Jiménez (6), Patterson (13), Felipe Reyes (8); Garnett (27), Alfonso Reyes (14), Martínez y Miso (2). Árbitros: Mitjana, De la Maza y Martín Bertrán. Unos 5.000 espectadores en el pabellón Saporta. Estudiantes se clasifica por un global de 3-2.
A los 15 segundos, el Madrid ya había perdido el primer balón. En la jugada posterior, Struelens colocó un colosal tapón a Felipe Reyes. Una de arena y una de cal. A la postre, como en toda la eliminatoria, como en buena parte de la Liga, como en la Euroliga, como en la Copa, fueron demasiadas de arena.
Estudiantes supo dominar mejor la tensión, la ansiedad, los nervios, todas aquellas circunstancias que convierten un partido en una cuestión psicológica y que ayer acabaron inmisericordes con el Madrid. Al dictado de Azofra, que se llevó de calle el simbólico título de mejor jugador de la eliminatoria, Estudiantes supo siempre cómo navegar. Nunca acumuló ventajas escandalosas, pero encontró la manera de frenar cualquier conato de reacción de un Madrid que, como de costumbre, volvió a moverse a impulsos y en el que la contribución de algunos jugadores fue famélica. Véase a Tarlac, un tipo capaz de cometer tres personales en un minuto y medio. De Guiness fue lo suyo.
Pero no sólo falló él. Por una vez, Herreros (0 de 6 en tiros de campo) resultó dañino para su equipo. Sólo Djordjevic, que pasó mucho rato en el banco lesionado; Alberto Angulo y Tabak estuvieron a la altura. En el otro bando, Estudiantes, con una defensa fabulosa, se dejó llevar por el acierto de Garnett (cinco triples) para dibujar un triunfo tan histórico como incontestable ante un Madrid que amenaza con el siniestro total.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.