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Todas las instituciones se oponen a la ampliación de la pista de Hondarribia

El ministerio sostiene que en la pista actual no podrán operar aviones de más de 100 pasajeros

Mikel Ormazabal

La decisión del Ministerio de Fomento de ampliar 200 metros la pista de vuelos del aeropuerto de Hondarribia ha desencadenado una cascada de reacciones, la gran mayoría contrarias al plan del Gobierno central, que pueden dejar sin efecto su aplicación. El Ejecutivo de Vitoria, la Diputación guipuzcoana y los ayuntamientos de San Sebastián, Irún y Hondarribia preparan en estos momentos una propuesta conjunta con la que pretenden convencer a Fomento de que la viabilidad económica y operativa de este aeródromo es posible sin agrandar la pista.

El Plan Director del Aeropuerto de Hondarribia, elaborado por AENA y aprobado en julio pasado por el Consejo de Ministros, propone prolongar el campo de aterrizaje hasta 1.950 metros, además de otras reformas estructurales, como la ampliación del aparcamiento de vehículos y la remodelación completa de la terminal de viajeros. Estas mejoras requieren una inversión global de 15,5 millones de euros. La ampliación de la pista se ha erigido en el centro de la polémica, pues supone el derribo de 223 viviendas que alojan a unos 750 vecinos del barrio hondarribitarra de Mendelu, la destrucción de 19 empresas y varios locales comerciales, provoca graves afecciones medioambientales e impide la construcción de la carretera entre Irún y Hondarribia.

Fomento defiende la aplicación del plan director por la necesidad de cumplir la normativa que en materia de seguridad exige la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI). El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, considera 'obligada' la ampliación porque, de lo contrario, no podrán aterrizar aviones con más de 100 pasajeros a bordo (los turborreactores MD-88 que ahora vuelan a Madrid y Barcelona). En las actuales instalaciones del aeropuerto de Hondarribia sólo podrían hacerlo los aviones de turbohélices (de menor capacidad), asegura el ministro. Con el plan, el futuro aeropuerto dará servicio a 600.000 viajeros anuales en 2015, frente a los 285.000 que atiende en la actualidad.

El proyecto del Gobierno central ha encontrado la oposición frontal de los ayuntamientos de Hondarribia e Irún desde el inicio. El alcalde hondarribitarra, Borja Jauregi (PNV), ha calificado el plan director de 'una barbaridad y un disparate'. Ha defendido dejar tal cual el aeródromo guipuzcoano y apostar por el de Biarritz (situado a unos 15 minutos en coche de aquel) para los desplazamientos aéreos de más 1.000 kilómetros. También ha criticado la precipitación del Gobierno central, porque 'en unos años estará construido el tren de alta velocidad y se podrá llegar a [el aeropuerto de] Bilbao en 15 minutos'.

Los principales afectados por la ampliación de la pista son los habitantes del barrio de Mendelu, cuyas casas serían derribadas para respetar la servidumbre aérea de los vuelos. Por ello reclaman que el plan director sea revocado, si bien sólo en lo referente a la pista. Los vecinos han formado la Coordinadora Antiampliación del Aeropuerto y protestan porque han hipotecado sus vidas. '¿Quién se atreve ahora a hacer inversiones o a vender nuestras casas si todo puede desaparecer?', se preguntan.

En la corriente contraria al plan director se han situado también el Gobierno vasco y la Diputación, aunque inicialmente ambas instituciones pusieron en duda la viabilidad del aeropuerto y su expansión sin la prolongación de la pista. Sin embargo, después de conocer el resultado de un estudio propio, el Departamento vasco de Transportes aboga ahora por mantener la actual pista (de 1.754 metros de longitud) con 'vocación regional', reservarla para aviones de menos de 100 plazas, y apoyarse para los demás vuelos en el 'sistema aeroportuario vasco', en el que se engloba el de Biarritz.

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Adaptar los aviones

La Cámara de Comercio de Guipúzcoa ha consultado a un grupo de expertos (Iberia, Convention Bureau, Instituto Geográfico Vasco y la consultora IBK) para fijar su postura: 'El futuro del aeropuerto de Hondarribia no pasa tanto por su ampliación como por adecuar los aviones que operan y mejorar el servicio que se ofrece al empresariado', ha propuesto su presidente, José María Echarri. Los municipios que integran el Consorcio Transfronterizo Bidasoa-Txingudi aprobaron en enero por unanimidad una moción en contra de la ampliación. En la misma línea, las Juntas Generales de Guipúzcoa acordaron en febrero instar al Gobierno central a adaptar el plan director con el fin de eliminar las afecciones sociales y medioambientales que ocasiona la ampliación de la pista.

Recientemente, el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Irún ha tramitado a la Comisión Europea, a través del grupo parlamentario socialista en Estrasburgo, una petición para que proponga al Gobierno español la retirada del plan director, porque 'está vulnerando las directivas europeas' en materia de medio ambiente por las afecciones que la ampliación del aeropuerto provoca en la marisma de Plaiaundi, un espacio protegido por su alto valor ecológico.

Ante esta oleada contestataria, el Ministerio de Fomento no ha dicho su última palabra todavía. Está decidido a aplicar el plan director, aunque el secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, ha llegado a decir que 'no se puede hacer una infraestructura en contra de lo que quiere el territorio' y las instituciones vascas. La comisión interinstitucional creada el pasado 8 de mayo, en la que participan el Gobierno vasco, la Diputación y los tres ayuntamientos afectados, decidió presentar próximamente una propuesta conjunta a favor de la no ampliación del aeropuerto.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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