Los juicios, una agresión añadida
El escaso conocimiento que hemos tenido a través de los medios sobre el juicio contra el alcalde de Ponferrada, denunciado por una concejala de haberle acosado sexualmente, es un detalle más a añadir al conocimiento amplio que tenemos de lo que las mujeres sufren habitualmente en las comisarías cuando denuncian que han sido agredidas sexualmente, en lo que tienen que oír en los juicios, en el tratamiento que se les da, en el morbo con que explican los medios las amarga experiencia de que un hombre acceda a sus cuerpos sin su voluntad y de forma impositiva, violenta.
Cualquier persona sensata que haya seguido el juicio de Ponferrada sabe que, aunque legalmente se le llame 'supuesto agresor' a este a alcalde, las declaraciones de las agresiones recibidas, que hace la concejala Nevenka Fernández, son literalmente comunes a las de cientos, miles de mujeres, que nos las cuentan a otras mujeres y a asociaciones que luchamos por erradicar la violencia de género. Por eso, nos parecen creíbles, porque más que una declaración individual, es una manifestación pública de las agresiones a las que están sometidas las mujeres más habitualmente de lo que parece.
También el tratamiento que el fiscal le ha dado nos recuerda a la grave falta de respeto con que son tratadas la mayoría de las mujeres maltratadas y agredidas sexualmente. Es algo que se encuentran con demasiada frecuencia cuando van a denunciar a la policía, cuando hablan con los forenses, con quienes reciben la denuncia en los juzgados, con los jueces... Algunas instituciones sociales como la familia, la escuela, los medios de comunicación y el sistema jurídico, especialmente, tienen la asignatura pendiente de prevenir los comportamientos de violencia contra las mujeres, de convertirlos en hechos aislados y no en conductas normalizadas.
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