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Reportaje:

El tormento de Aicha

Una saharaui de 19 años, acogida desde los 12 en León, denuncia que su familia no la deja volver a España para estudiar

Francisco Peregil

La foto de esta página donde la niña saharaui Aicha Embarek posa junto al futbolista del Real Madrid Raúl González fue tomada en 1995, cuando Aicha llegó por primera vez a España, con 12 años. Viajó con en el mismo programa que los 8.000 niños saharauis que cada junio son acogidos durante dos meses por familias españolas. Javier, su padre de acogida -que no adoptivo- conocía a un utillero del Madrid, y de ahí la foto con Raúl. En esa época todo eran risas.

Julia Taladrid y Javier Barrios, el matrimonio que acogió a Aicha, tienen una hija de 27 años y son dueños de una carnicería en el pueblo de El Espino, de cien habitantes, a 24 kilómetros de Ponferrada (León). Javier y Julia le propusieron a Aicha que se quedara a estudiar el resto del año. La niña accedió. Los padres de ella, también. Y así pasaron ocho años.

'Pensé en casarme con algún amigo con tal de salir de aquí, pero abandoné la idea'
'Cuando no estoy en la cocina, estoy en la cama. Aquí no hay más que hacer'

En todo ese tiempo Aicha sólo visitó a su familia durante dos meses en el verano en que ella cumplía los 15 años. El año pasado, a la edad de 19, una Aicha a la que ya no le gustaba el té y que no se expresaba en árabe con la misma fluidez que antes; una Aicha con la selectividad aprobada y a punto de sacarse el carné de conducir, volvió al Sáhara para visitar a su familia, pero la familia ya no la dejó marchar.

'Aicha me llamó a los quince días para decirme que no la dejaban volver porque la madre decía que estaba enferma y ella estaba obligada a atender a la madre y a la familia', señala Julia Taladrid.

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Y ahí empezó una historia triste donde no faltó ni un intento de fuga que fracasó tras pagarle un amigo del matrimonio español 500 dólares a un saharaui para que la ayudara a atravesar 800 kilómetros de desierto. La familia de acogida en España ha recabado 17.000 firmas de apoyo en la provincia de León. El pasado domingo, este periódico contactó con Aicha en los campos de refugiados cercanos a la provincia de Tinduf y sostuvo la siguiente entrevista telefónica.

-¿Está usted ahí contra su propia voluntad?

-Absolutamente. Todos los días y a todas horas. Voy a hacer 20 años en agosto. Si fuese hombre esto no me habría pasado. Pero, por el hecho de ser mujer, mi familia me retiene aquí, a la espera de que mi madre se cure de una enfermedad que no tiene. Si el día de mañana tengo una hija adulta que no desee estar conmigo, yo no la obligaré. Aquí la mujer es como un objeto hasta que se casa.

-¿Es cierto que ha pensado usted en concertar un matrimonio con un amigo saharaui para salir de los campos hacia España?

-Sí, pero tengo miedo de que se convierta en un doble problema: mi marido y mi familia. Una vez que te casas, por muy amigo que sea, es él quien decide.

-¿Tiene alguna esperanza de volver a España?

-Ninguna. Toda esa lucha que están haciendo Julia y Javier para que yo vuelva, creo que no va a resultar nada. A cualquier sitio que voy van detrás de mí. Ellos se ríen de lo que están haciendo en España. Con lo de la fuga, se pusieron más cabezones. '¿Quieren quitarnos a nuestra hija? ¡pues que vengan!'. Ellos esperan que con el tiempo me olvide.

-¿Cómo es un día normal en su vida?

-Me levanto muy temprano, cuando no hace calor, para hacer la comida de mis padres y de mis cinco hermanos. Yo soy la mayor de tres varones y dos hembras. Acabo a las once o las doce de la mañana y ya no tengo nada que hacer. Después... me tumbo, escucho a Alejandro Sanz o leo un libro de historia de África que me ha traído Aurora, una amiga de Julia. O estudio el libro del carné de conducir, que me gustaría sacármelo. Cuando no estoy en la cocina, estoy durmiendo. A veces le digo a mi madre: 'Jolín, pero ¿qué quieres, que esté aquí metida contigo en la jaima haciendo cuscús?' Y ella me dice: 'Sí, como hace todo el pueblo saharaui'.

Aurora Alonso es amiga y paisana de Julia Taladrid y Javier Barrios. Es también la última persona próxima a Julia que habló personalmente con Aicha en los campos de refugiados. Fue durante una visita que hizo desde el 26 de marzo al 8 de abril a los padres de la niña de 16 años que vive con ella en régimen de acogida desde hace ocho años.

'Cuando vi el aspecto de Aicha estuve sin comer dos días. La encontré con unos 20 kilos menos de peso. Parecía bastante resignada', señala Aurora Alonso. 'Es consciente de que va a resultar muy difícil que salga de allí. Le intenté dar ánimos para que estudie árabe y otras cosas. Pasa muchas horas durmiendo. Yo la animaba para que intentase levantarse con un horario y una rutina. Pero eso es demasiado fácil decirlo. Porque aquello se presta a estar tumbado y que pasen las horas. No hay nada que hacer. Y ahora hay un calor de unos cincuenta grados. No come nada. La piel la tiene muy bonita, pero ves fotos de cómo era antes y no es la misma persona'.

'Cuando la gente de allí la ve tan delgada no le da importancia', prosigue Aurora. 'Porque como hay ya tantas muchachas que han estudiado en Cuba y después se han quedado ahí porque una madre o una tía estaba enferma cuando ellas vinieron de vacaciones a visitar la familia... El primer año se desesperan, el segundo también, pero después llega un momento que se resignan'.

'La sociedad saharaui se ha tomado este caso como nosotros lo del Peñón, como diciendo: ¿quiénes somos los españoles para quitarle a sus hijos?', explica Aurora. 'Yo no comparto la opinión de los padres, pero. si te pones en la piel, ves que ellos habrán pensado: 'Mucha educación, mucho estudiar, pero está perdiendo nuestras raíces. Quiere ser ingeniera agroalimentaria, sí, pero está perdiendo lo más auténtico de ella'.

'Pero los padres no caen en la cuenta de que si Aicha viene a España ellos van a tener un seguro de vida, va a poder ayudarles', continúa Aurora. 'No puedo entender que los padres hayan querido durante ocho años que la hija estudie fuera y no previesen que eso iba a cambiarla para siempre. Si las familias quieren que su hijo tenga una educación que allí no puede tener, han de ser conscientes de que eso va a cambiar la vida de ellos para siempre'.

'Ni la familia verdadera quiere hacerle daño a Aicha', prosigue Aurora, 'ni la familia de aquí. Pero por lo menos, su familia española respeta su opinión y su criterio'.

'El problema de Aicha', añade Aurora, 'es que apenas ha ido allí en ocho años. Mi niña, por ejemplo, va todos los años a ver a sus padres. Y por eso cuando está allí se adapta, se pone la melfa, sirve el té y lleva los ojos bajos. Y claro, Aicha llegó y no le gustaba el té, no quería ponerse la melfa'.

¿Por qué sólo ha ido Aicha dos veces en ocho años a ver a sus padres?

'Porque las autoridades españolas dijeron que los menores de edad saharauis tenían que marcharse de España a los campamentos', responde Julia Taladrid. 'Si Aicha iba, no podía regresar aquí. Hasta que cumplió la mayoría de edad y ya no había ningún problema. Pero los padres siempre han estado de acuerdo en que Aicha estudiara aquí'.

Cuando Julia se dio cuenta de que no podía convencer a la madre de Aicha para que la dejase volver a proseguir sus estudios, habló con Brahim Gali, el representante del Frente Polisario en España. 'Le dije que de haber sabido esto cuando Aicha tenía 12 años no me la habría traído. Porque ella ahora estaría estudiando en Argelia. Por querer hacer el bien, al final la he perjudicado'.

Después vino el intento de fuga de Aicha, la recogida de firmas, dos columnas de Rosa Montero en este periódico, reportajes, entrevistas con senadores...

Brahim Gali, representante del Frente Polisario en España y antiguo ministro para los Territorios Ocupados, señala que el Frente no ha de interceder en este caso. 'Nosotros estamos ahora pendientes de una situación internacional donde se dirime el destino de todo un pueblo. Y éste es un problema muy personal, entre familias. Por un lado, la saharaui, y por otro, la española, simpatizante y solidaria con la causa saharaui. Nuestro granito de arena está a disposición de las dos familias. Pero no se deben utilizar métodos que en vez de ayudar empeoran las cosas. Tanta publicidad le está afectando a la familia. Si se hubieran utilizado otros métodos más silenciosos se podría haber resuelto el caso'.

'Para investigar si la mujer saharaui es libre, se puede dirigir usted a las miles de familias españolas que conocen al pueblo saharaui y que cada verano acogen a 8.000 niños', concluye el representante del Frente Polisario.

El ayuntamiento del municipio donde viven Julia Taladrid y Javier Barrios recibió el pasado miércoles un comunicado de la Delegación Saharaui de Castilla y León, en el que 'en vista del auge' que está tomando el caso 'de la niña' Aicha Embarek 'en la provincia de León y en especial en la comarca del Bierzo', se invita al Consejo de la Comarca del Bierzo a que envíe una comisión a los campamentos de refugiados y hable con Aicha y su familia.

En el comunicado se indica que 'no se puede abanderar una cruzada por la libertad de la mujer saharaui, poniendo como lema el caso de Aicha, sin saber la historia y los logros en donde se halla hoy la mujer saharaui'.

A renglón seguido, en el mismo documento, la Delegación Saharaui de Castilla y León señala: 'Sobre la mujer saharaui no hay mejor ejemplo que la actual secretaria general de Mujeres Saharauis, de 32 años, casada y con tres niños'. Esta mujer, según el comunicado, 'tuvo que sacrificar sus estudios por enfermedad de su madre y hacerse cargo de su familia siendo una niña de 17 años. No solamente pudo cumplir con la obligación de la sociedad en que vive, sino también, al mismo tiempo, pudo acabar sus estudios por libre y graduarse en varias profesiones, entre ellas, la lengua española'.

'El Frente Polisario dice que se inhibe', replica Julia Taladrid, 'que esto es un problema entre familias. Pero yo pido una responsabilidad política a un Gobierno que se precia de tal. Y que tiene una Constitución en cuyo artículo séptimo se declara que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Nos encontramos ante una persona adulta que está allí en contra de su voluntad. El caso de Aicha se ha dado muchas veces con muchas chicas saharauis. Pero las otras a lo mejor no tenían tanta ayuda, ni sitio adonde ir. Estamos hablando, insisto, de una persona que va a cumplir 20 años en agosto. Y que está allí en contra de su voluntad'.

De momento, España para Aicha queda tan lejana como el día en que le hicieron una foto junto a Raúl cuando aún le gustaba el té del desierto y no soñaba con ser ingeniera.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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