La mecánica del rencor

Gemma Nierga se fue a Miami con algunos de los colaboradores de La Ventana, para emitir un programa especial, y no me ofreció unirme al equipo. Tampoco habría ido: estuve allí hace tiempo, escribiendo un reportaje sobre el aire acondicionado, y cuando regresé expulsaba aire frío por la boca. Podía congelar una raja de merluza lanzando mi aliento sobre ella, lo que al principio hacía mucha gracia a los amigos. Más tarde comenzaron a volver el rostro, como cuando en el coche intentas evitar ese chorro de aire acondicionado que te lleva a la consulta del otorrino (laringólogo, sé decirlo entero.)
No tuve, en fin, celos de los que fueron a Miami, que regresaron enfermos, pero me produjo un ataque de rencor el hecho de que no me invitaran y me quejé públicamente, para que pareciera que formaba parte del guión. Gemma y yo sabemos que no, aunque a ella le da lo mismo, pero la vida es larga: arrieritos somos (qué rayos querrá decir 'arrieritos'), y en el camino nos encontraremos. El caso es que aprovechamos mi estado de ánimo para pedir a los oyentes que escribieran relatos sobre el rencor. La mayoría habló de este sentimiento como de un producto de importación, cuando nadie ignora que somos uno de los primeros productores mundiales de rencor. ¿Por qué no valoramos lo nuestro? Misterio.
Por eso nos gustó Ana, de José Manuel Pumarega, pues en su sencillez (que no en su simpleza) relata eficazmente un episodio que, si no es verdadero, lo parece. Pensamientos, de Raquel Rodríguez, describe muy bien la mecánica del rencor: casi lo vemos ir y venir dentro de la cabeza como a un pez de colores en el interior del acuario. La mujer de Paul Newman, de Albert Rosell, es un disparate fantástico que, según el estado de ánimo con el que lo leas, te puede dar miedo o risa. Aunque no comprendimos Rencor filial, de Arturo Posada, nos hizo gracia y decidimos publicarlo por si ustedes lo entienden. En cambio, todo el equipo de La Ventana estuvo de acuerdo con Alba Calderón en el que 'el rencor es como el roto del jersey, etcétera'.
PD. Correo ordinario. Cadena SER (a la atención de Juan José Millás). Gran Vía, 32. 28013 Madrid. Internet. www.cadenaser.com. Una vez dentro de la página web hay que pinchar La ventana y, en La ventana, La ventana de Millás.
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