SANTA RITA, EN LAS ELECCIONES BRASILEÑAS
A Ronaldo le han impedido llevar amuletos a los juegos de la Copa del Mundo, cosa que preocupa a los seguidores de la selección nacional brasileña, porque este país no se concibe sin un tinte religioso del color que sea. Lo está demostrando la contienda de las próximas elecciones presidenciales. Lula, el candidato de la izquierda, que encabeza todos los sondeos con más del doble de votos que el candidato del Gobierno, José Serra (43% contra 22%), ha anunciado que si gana hará obligatoria la lectura de la Biblia en todas las escuelas. Difícil para el candidato del Gobierno, apoyado por el presidente Cardoso, que siempre se declaró ateo. ¿Qué hacer? El candidato Serra es personaje creíble, serio, inteligente y valiente, pero tampoco es creyente y no tiene carisma ni es fotogénico. Y ahí el milagro se lo han encargado a Santa Rita, abogada de las causas imposibles. Le han escogido como vice a Rita Camata, una diputada de 41 años, de zapato con tacón alto y maquillada desde que se despierta, guapa, fotogénica, rubia, elegante. La alternativa a Rita era el senador Pedro Simon, de 72 años, casi un monje, que ha hecho voto de pobreza y vive en un convento franciscano. Era un antídoto contra la corrupción. Quizás demasiado. Según el responsable de la campaña publicitaria del candidato del Gobierno, ahora todo encaja: religión, estética y feminidad y con un 53% de mujeres votantes. Pero, como no puede haber rosas sin espinas, la joven Rita es una fumadora empedernida y Serra ha sido el paladín del antihumo en este país. El nuevo milagro sería que santa Rita ayudase a la vice a dejar el tabaco. Ahí Lula lo iba a tener difícil.-
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