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Columna
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Alejar Euskadi de España

La decisión del Gobierno español de recurrir ante el Tribunal Constitucional los surrealistas Presupuestos del Gobierno vasco, recurso que apoya también el PSE, ha impulsado a Ibarretxe a acusar a Aznar de 'alejar al País Vasco de España'. No le veo al líder de la consulta, o de la autodeterminación, muy sincero a la hora de endosarle a Aznar lo último que éste hubiera esperado, el alejar Euskadi de España. Una broma del lehendakari que no incita a la sonrisa y deja estupefacto al personal. Es tan falsa la acusación que, de no serlo así, se le debiera invitar a Aznar a inaugurar la conferencia de Elkarri con una ponencia de este tenor: 'Mi contribución al alejamiento del País Vasco'.

'Quien no quiere desestabilizar, no presenta un recurso de este tipo', apuntilla Josu Jon Imaz. Sin duda alguna, no le ha pasado ni por asomo la posibilidad de pensar que la auténtica desestabilización estuvo en aprobar unos presupuestos de los que sólo se debatieron las enmiendas de la oposición, nunca el proyecto del Gobierno. Unos presupuestos aprobados a retales y a plazos. Si aquello no fue desestabilización será, simplemente, porque el nacionalismo no lo considera así.

Por el contrario, es desestabilizador que el Gobierno español se preocupe por hacer respetar la ley. Es endosar al adversario la desestabilización encubriendo el origen de la misma. Nada nuevo en la propaganda, los alemanes llegaron a argumentar que la ocupación de Polonia había sido en respuesta a un ataque de comandos polacos.

Tenemos políticos tan convencidos de sus manifestaciones que dan miedo. A la gente le parecerá más o menos normal que defiendan con toda tozudez unos presupuestos copiados en su tramitación a la que realizara el Gran Capitán con sus cuentas, pero que para defenderlo acusen al presidente de alejara Euskadi de España es como para pensar en un programa de reinserción social para los líderes del PNV. Por lo visto, la marginación, hija de la concepción particular y limitada del mundo que tiene ETA y su entorno, no es exclusiva de éstos.

Lo que sí es cierto, aunque Aznar nada tenga que ver en ello, es que Euskadi se aleja de España, se ubica refractariamente respecto a España en lo ideológico, permitiendo lo ideológico, poco a poco, que el alejamiento vaya trasladándose a la realidad.

Fue preciso y claro el secretario general del PSE, Patxi López, en su conferencia en el Club Siglo XXI cuando manifiesta que es 'impensable' que el socialismo vasco gobierne con el PNV a causa de su giro 'soberanista'. Pero también se pudo deducir con bastante claridad que la alianza por la alternancia política en Euskadi, con el PP, ha pasado a la historia con Nicolás Redondo. Y que en este aspecto el PNV puede sentirse muy tranquilo, porque sólo aquella alianza podía poner en riesgo el cómodo y prepotente gobierno que ejerce desde que se iniciara la autonomía. Máxime cuando el PSE se ha comprometido en no apoyarse en los votos de Batasuna para vencer al PNV, cuando éste, de vez en cuando -como cuando la moción de del estado de Idaho a favor de la autodeterminación-, no tiene ningún reparo, más bien lo contrario, en hacerlo. El PSE no va a gobernar con el PNV, pero va a permitir que éste gobierne con toda tranquilidad.

El papel del PSE en la política vasca no va a ser de los importantes. Se aproximaría, más bien, al que suelen desarrollar los partidos bisagras. Pero el papel de bisagra tiene en otras sociedades de mayor solera democrática no sólo que ver con los intereses privativos de los partidos, sino mucho más con los consensos prográmaticos existentes. En política la bisagra es imposible cuando no existe el mínimo consenso, y el PNV es rupturista, y nada fundamental puede consensuar con el PSE.

Por eso, tampoco va existir unidad democrática frente al terrorismo, sólo gestos que suavicen la tensión de los amenazados. El consenso pasa por el acuerdo constitucional, y eso, hoy en día, es como pedir peras al olmo en caso del PNV. Al PNV sólo le interesaba del PSE que aislara al PP en Euskadi, y lo ha conseguido, y al PSOE sólo le interesaba que el PSE aislara al PP en Euskadi, y lo ha conseguido.

La alternancia política queda en suspenso y los ciudadanos, en sus jaulas, como conejillos de indias. El PNV podrá seguir alejando Euskadi de España, que es lo suyo.

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